sábado, 4 de abril de 2015

VGM; GUILLERMO DE LA FUENTE




GUILLERMO DE LA FUENTE. 


Un relato conmovedor. Guillermo de la Fuente, un veterano de la guerra de Malvinas, visitó los estudios de LA BRÚJULA 24 y habló de todo. Recordó lo vivido en 1982 sobre el suelo de las islas, del reconocimiento de la gente cada vez que se acerca el 2 de abril y evaluó la situación general de los excombatientes con el paso de los años en la Argentina, entre otras cuestiones.

A modo introductorio, teniendo en cuenta los recientes homenajes por los 33 años de la gesta de Malvinas, el expolicía militar afirmó que se siente "muy acompañado por el ciudadano bahiense", y dijo que "la sociedad cambió mucho porque las generaciones se renuevan".

Al respecto, explicó que "la gente que vivió aquella situación no quería recordar una batalla perdida, pero hoy la mirada es distinta, porque no se siente esa culpa. Las personas que hoy tienen entre 30 y 40 años, que no fueron a pedir a la plaza que los reventáramos, tienen una mirada distinta y así lo reflejan con el respeto al veterano".

Sobre su paso por las islas, recordó que su trabajo, al menos al principio, "era estar parado en la tranquera de una de las primera estancias tomadas y saludar a las autoridades que visitaban el territorio, tanto militares como políticos". También, se quejó porque muchos de esos visitantes "cobran una pensión".

Consultado por la gran cantidad de suicidios de excombatientes, Guillermo de la Fuente no dudó en detallar su punto de vista al respecto. "Una persona cuando vive fatiga emocional lo único que quiere es que termine, y muchas veces el suicidio es precisamente la búsqueda de una salida". Y agregó: "A mí, en aquel momento, no me importaba morir, sólo quería que se terminara todo".

Otro de los temas abordados durante la entrevista estuvo relacionado al recuerdo doloroso de la llegada al país una vez concluido el conflicto bélico. Sobre ello, el veterano sostuvo que "el no reconocimiento y el hecho de que nos hayan escondido son cosas que nos terminaron de reventar emocionalmente".

Y detalló: "Cuando veníamos en el avión hablábamos del supuesto desfile que nos esperaba, pero estuvimos confinados en Parque de Mayo. allí nos dijeron que era conveniente no preocupar a la familia por lo que habíamos vivido, en mi caso, por ejemplo, yo bajé 32 kilos".

"Hubo cosas muy bizarras. llegamos y nos bañamos con agua fría después de 3 meses sin hacerlo. Nos hicieron creer que la gente nos quería cagar a palos porque habíamos perdido la guerra y nosotros empezamos a sentir culpa por eso", recordó. Después, dijo, "nos hicieron firmar una declaración jurada".

En relación a su sentimiento por haber sido enviado a combatir contra una fuerza mucho mayor, Guillermo reflexionó que "para la gente hay dos posturas, una dice que éramos víctimas de la dictadura, pero yo no lo creo porque había una ley que contemplaba. A pesar de ello, la decisión equivocada de ir a la guerra es otra cosa".

"Pero un sector importante pretendía que fuéramos tratados así para que esos delitos fueran encuadrados dentro de lo que son los delitos de lesa humanidad. El torturador tiene que pagar, y si se murió, tiene que pagar igual por una cuestión de memoria", comentó Guillermo.

Por último, ante la pregunta sobre la evolución o no del trato hacia los excombatientes durante la denominada "década ganada", el veterano contó que "a partir del 2005, nuestro standard de vida mejoró mucho, dejó de ser una pensión que justificaba el acto por un ingreso más importante".

"Hoy por hoy un veterano te puede decir cualquier cosa, menos que está preocupado por su ingreso",

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