sábado, 31 de agosto de 2019

"¡De pie soldados, están tocando el Himno!"


El héroe y pianista de Malvinas que, prisionero de los ingleses, ejecutó la canción patria para sus compañerosLa guerra había terminado. Doscientos combatientes regresaban al continente como prisioneros en el buque británico Canberra. Y fue cuando ocurrió: de pronto sonaron los acordes del Himno Nacional. La historia de los héroes que, aun derrotados, nunca se dieron por vencidos

La capitulación: luego de 74 días, llegó el final de la guerra de 1982. Los soldados argentinos fueron tomados como prisioneros y enviados al continente en buques de la Armada Real británica


Elías Risman había sufrido en carne propia los rigores de los progroms zaristas, en su Ucrania natal. Su vocación siempre había sido la música, tocaba el clarinete cuando podía porque hasta eso era mal visto. Por eso, años después, ya establecido en la Argentina, cuando vio que su nieto Sergio tenía un talento innato, le regaló un piano.


De esta forma, Sergio Ariel Vainroj, de entonces 14 años, nacido y criado en Castelar, ingresó al Conservatorio de Música Alberto Ginastera de Morón, donde llegó a estudiar piano con el maestro Néstor Zulueta.


Tenía un instrumento con el que practicar: era un Crown, un modelo fabricado en Estados Unidos, pero no muy popular en nuestro país, al que habían llegado muy pocos. Deseaba ser pianista y organista.


Nunca imaginó que una guerra iba a transformar esa vocación en un momento único, en la emoción de 200 soldados que regresaban como prisioneros en un buque enemigo.

Con la música a la guerra


Vainroj se había incorporado al servicio militar en 1981, que lo cumpliría en el Regimiento de Infantería 3, que entonces tenía sus cuarteles en La Tablada. "Intenté acercarme a la banda del Regimiento, pero ya todos los puestos estaban ocupados", explicó cuando Infobae le preguntó si había tenido la posibilidad de seguir como músico en el año que pasó bajo bandera. Fue designado apuntador de FAP en la Compañía C "Ituzaingó".


"Cuando se produjo la movilización al sur, no sabíamos a dónde íbamos. Nos lo dijeron cuando el avión estaba aterrizando en las Islas Malvinas". Integró el grupo de Logística del Regimiento, dentro de la Compañía Comando y Servicios, junto a dos soldados, que terminarían siendo amigos inseparables: Carlos Alberto Sabin y Claudio Alejandro Szpin.

Sergio estuvo en las islas cerca de Puerto Argentino. Primero, en las inmediaciones del aeropuerto -blanco de los bombardeos británicos- y luego a escasos metros de donde funcionaba un radar de la Fuerza Aérea, pieza muy buscada por los ingleses


En las islas, siempre estuvo en Puerto Argentino, en distintos puntos. Primero, en una posición cercana al aeropuerto, luego cerca de la casa del gobernador y por último, ocupaban un galpón a escasos metros de donde funcionaba el radar de la Fuerza Aérea, un blanco muy buscado por los aviones británicos.


Vainroj recuerda cuando el radar fue destruido. "Fue a las 5 o 6 de la mañana del 3 de junio, cuando apareció fuera del alcance del radar un avión Vulcan, dejó caer dos bombas: una impactó en una casa y la otra cercana al radar. Nosotros estábamos dentro del galpón, fue como un terremoto".


El joven soldado había llevado una flauta dulce, que tenía desde que había sido incorporado. Uno de sus compañeros, Carlos Sabin (que fallecería en un accidente de tránsito en 2003) siempre le pedía que tocase la canción de la banda de sonido de la película La última nieve de primavera. "No importaba dónde estábamos, una vez me pidió que la tocara mientras nos cubríamos de las explosiones dentro del pozo de zorro", contó.


La partitura


Vainroj llevó la música a las islas. En una oportunidad, estando de guardia, había comenzado a escribir en hojas pentagramadas la Suite Inglesa N° 3 de Juan Sebastián Bach, de quien es admirador. "Es que los músicos llevamos la música en la cabeza -explica- y estando absorto en el trabajo, dibujando las líneas del pentagrama, ayudándome con un cargador, me sorprendió el teniente José Luis Dobroevic, de la Compañía A del Regimiento 3″.


-¿Qué tiene ahí, soldado? -preguntó el oficial.


-Hojas de música, mi teniente -respondió Vainroj.

La partitura que Sergio Ariel Vainroj dibujó en Malvinas







El oficial, luego de echarle un vistazo a los papeles, le dijo: "Muy bien, siga nomás". Hace tres años, en un asado que se reunieron miembros de la Compañía C, alguien invitó a Dobroevic, y Vainroj le preguntó si recordaba esa situación vivida durante la guerra. "Claro que me acuerdo; ¿sabe por qué no lo castigué? Porque me había hecho acordar a mi hermana, que también estudiaba piano". Hoy, el entonces conscripto conserva esa partitura, debidamente enmarcada.


"¡De pie! ¡Están tocando el himno!"



La guerra había terminado. Las cruentas batallas finales habían dejado los campos de combate cubiertos de cuerpos y sangre. Los argentinos habían luchado con fiereza. Pero llegó el final. El 14 de junio de 1982 el general Mario Benjamín Menéndez firmó la capitulación ante el general Jeremy Moore, comandante de las fuerzas británicas.



Imagen de la rendición de Malvinas: los soldados fueron despojados de sus armas y sus pertenencias. la guerra dejó 649 muertos argentinos, 255 soldados británicos y 3 isleños


Los soldados fueron tomados prisioneros. Antes de subir a los lanchones que los llevarían a los barcos para trasladarlos al continente, los marines ingleses los revisaron. Los despojaron de sus armas, los elementos cortantes, cordones y hasta cigarrillos. A Vainroj quisieron quitarle la flauta que llevaba en el bolsillo de su pantalón. En su inglés básico, pidió "this is a flute, no, please". Y así pudo conservarla.


Junto a cientos de soldados fue embarcado en la mañana del 17 de junio, en el Canberra, un transatlántico adaptado para el transporte de tropas. En un primer momento, Vainroj fue uno de los 200 argentinos a los que ubicaron en el salón "Meridian".


"Recuerdo que estábamos todos en silencio, relajados, un poco gracias a la tibia calefacción. Después del frío que tuvimos que soportar, eso fue un bálsamo". Le dieron de comer un café con leche, un pan, una feta de salchichón con arroz y una galleta de maizena.


El buque Canberra, un trasatlántico acondicionado para llevar tropas durante la guerra de Malvinas

En un momento, uno de sus compañeros le advirtió. "Che, mirá, ahí hay un piano". Estaba contra la pared del salón, Vainroj no puede recordar la marca.


"Andá a tocarlo", lo alentaron. "Imposible, somos prisioneros de los ingleses. Pero qué ganas que tengo…". "Dale, andá, andá", le insistieron.


Y fue. Se acercó al soldado paracaidista que estaba apoyado en el instrumento y le dijo en un inglés rudimentario "I play the piano", a lo que el inglés le respondió "ok", y levantó la tapa que cubría el teclado.

En el libro A very strange way to go to war: the Canberra in the Falklands (Una forma muy extraña de ir a la guerra: el Canberra en Malvinas), de Andrew Vine, se describe ese momento único e inesperado. El inglés, que autorizó el pedido, reparó en el prisionero sucio que olía a turba, cuyo nerviosismo había desaparecido al ver el piano. Vainroj se sentó en la banqueta, se frotó las manos y flexionó sus dedos, haciéndolos sonar.




Vainroj interpretando la canción patria para un grupo de veteranos de guerra


"Recuerdo que interpreté obras de Bach, también Adiós Nonino y hasta Let it be, de Los Beatles, provocando que los ingleses comenzaran a tararearla en voz baja". Los argentinos rodeaban en silencio al pianista y los marines de la Royal Army sonreían y hasta se mostraban complacidos.


Hasta que su amigo Claudio Szpin le sugirió: "¡Tocate el Himno!". Enseguida otros se sumaron con el mismo pedido.


Cuando había comenzado a ejecutar la introducción de la canción patria, un oficial argentino gritó:


-Soldados, de pie, ¿no escuchan el Himno?


Como si hubiesen sido un solo hombre, los 200 se pararon. "Los ingleses no comprendían qué era lo que estaba pasando, y nosotros no sabíamos si habían reconocido al Himno". El clima en el Canberra cambió. Los británicos habían sentido el impacto de ver a los soldados de pie y erguidos en sus uniformes manchados de tierra, sudor y guerra.


Alterados, los oficiales comenzaron a gritar: "Sit down, sit down!". Y llamaron refuerzos, que fueron llegando de distintos pasillos del barco. "El inglés que me había abierto la tapa del piano, me tomó de uno de mis brazos y me hizo volar por los aires y terminé cayendo sobre mis compañeros", contó Sergio.


"Luego, nos distribuyeron en distintos camarotes. Sólo salíamos una vez por día a caminar por cubierta y así se repitió la rutina hasta llegar a Puerto Madryn. Durante el viaje, no volví a cruzarme con el piano".


El veterano se emociona, 37 años después de aquel instante único: "Nunca olvidaré la emoción que sentí al tocar el Himno como prisionero en el buque inglés".


Un piano para los veteranos


Con esfuerzo, y con las mismas dificultades que enfrentaron tantos veteranos para encontrar su lugar en la sociedad, Vainroj continuó estudiando música. En 1989 recibió una beca para estudiar Composición y Dirección Orquestal en Jerusalem y posteriormente continuó sus estudios en el Departamento de Artes Musicales y Sonoras del IUNA. Desde 1987 se desempeña como docente y está en pareja.


A partir de aquella tarde en el Canberra, elaboró un interesante trabajo sobre la interpretación musical del Himno Nacional Argentino en la escuela secundaria básica y su posible conversión en herramienta didáctica. Según Vainroj, es una resignificación del Himno como símbolo patrio sustentada en el conflicto bélico del Atlántico Sur.



Vainroj en la actualidad: “Nunca olvidaré aquel día en que toqué unas estrofas del Himno Nacional como prisionero de los ingleses”, se emociona


Tiempo atrás se había impuesto otro mandato: conseguir un piano para instalarlo en el Centro de Veteranos de Morón, al que concurre habitualmente. La búsqueda del instrumento no fue fácil, especialmente por el presupuesto con el que contaba. Hasta que "el milagro" ocurrió. Una señora, que debía desocupar su casa, vendía el mismo modelo de piano que su abuelo le había regalado a los 14 años, y que la familia por apremios económicos había tenido que desprenderse.


El dato se lo dio un afinador, que resultó ser el mismo hombre que le había vendido el piano a su abuelo. El destino una vez más unía las piezas, como si un hilo invisible guiara su historia. Así, logró lo que había buscado durante tanto tiempo y el Centro de Veteranos finalmente tendrá su piano.


Allí, seguramente, Vainroj volverá a interpretar los acordes del Himno Nacional. Con la misma emoción que lo hizo en el Canberra aquella tarde como prisionero. Y que le sirvió para demostrar que, si bien en la guerra habían sido derrotados, ellos no estaban vencidos.

Varios clubes de fútbol y futsal argentinos coincidieron en un mensaje de apoyo al proyecto "Ley Malvinas. 2


Jugadores de primera división de futbol 11 y futsal de varios clubes de la Argentina, grabaron spots en apoyo a la ley Malvinas cuyo tratamiento en el Senado de la Nación impulsa la gobernadora Rosana Bertone, a través de los senadores José “Nato” Ojeda y Julio Catalán Magni.


Ricky Torres del Club Atlético Independiente

Francisco Martínez del Club Defensores de Belgrano; Pablo Vidal de San Lorenzo de Almagro; Constantino y Alamiro Vaporaki de Boca Juniors; Lucas Bazán de argentino de Merlo y Ricky Torresdel Club Atlético Independiente expresaron su respaldo a la iniciativa del gobierno fueguino que propone que todas las cuestiones relacionadas con las Islas Malvinas y el Atlántico Sur que el Ejecutivo nacional pretenda llevar adelante, deba contar con la aprobación del Congreso de la Nación.


Francisco Martínez del Club Defensores de Belgrano


El apoyo de los deportistas se suma al manifestado por diversas asociaciones, veteranos de guerra, ONG, instituciones académicas y educativas y partidos políticos de todo el país.


Pablo Vidal de San Lorenzo de Almagro

ENTREGA DE CARNETS DE SOCIOS HONORARIOS DE NEWEL`S A VETERANOS DE MALVINAS

Newell’s entregó carnets honoríficos a veteranos de Malvinas



Club Atlético Newell's Old Boys entregó carnets honoríficos a un grupo de héroes, ex combatientes en la guerra de Malvinas de 1982, e hinchas leprosos.

Antes del partido con Central Córdoba de Santiago del Estero, el Club Atlético Newell’s Old Boyshizo entrega de carnets honoríficos a un grupo de héroes, ex combatientes en la guerra de Malvinas de 1982, e hinchas leprosos.



Este gesto institucional, que intenta darle entidad a la memoria viva que este club siempre quiere manetener, representa un reconocimiento real a la valiente historia de cada uno de estos veteranos.



Este acto simbólico se organizó junto con el Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas y se realizó aproximadamente a las 12.45 hs, en la primera fecha de la nueva Superliga Argentina de Fútbol 2019/20, en el centro del campo de juego y ante toda la hinchada leprosa.




Los héroes que fueron homenajeados son: Daniel Arce, Víctor Ramos, Mauricio Bazán, Omar De Benedetto, Walter Rueda, Alfredo Murillo, Juan Carlos Figueroa, Héctor González, Juan Carlos Arocha, Ángel Berti, Julio Mas, Fernando Francolino, Ignacio González, Carlos Ibalo, Eduardo Armua y Enrique Lanche.

miércoles, 28 de agosto de 2019

COMUNICADO DE PRENSA

Centro Veteranos de Guerra de Malvinas, Falcón 971 Tel: 4548118
Mail:   comunicacionveteranos@gmail.com








martes, 27 de agosto de 2019

Presentan una nueva edición de las Olimpiadas de Veteranos de Guerra



Serán en Bahía y se extenderán por espacio de 11 días. Esperan el arribo de unos 1500 ex combatientes. Del acto participó el intendente Gay.



El intendente Héctor Gay brindó detalles del evento.


Entre el 2 y el 12 de octubre la ciudad será sede de la 18ª edición de la Olimpíada de Veteranos de Guerra de Malvinas.

Los detalles del encuentro fueron brindados por el intendente Héctor Gay, quien lo calificó como “un hecho trascendente para Bahía Blanca y la región”, al tiempo que destacó “la cantidad de participantes, que en ocasiones anteriores ha llegado 1500 ex combatientes junto a sus familias”.
El jefe comunal resaltó además el trabajo conjunto con la Coporación del Comercio, Industria y Servicios; el Consorcio del Puerto y la Unión Industrial para respaldar la organización.


Argentina es el único país en el mundo que impulsa esta cita deportiva para veteranos de guerra, iniciativa que le permitió recibir en el año 2017 una mención especial del Comité Olímpico de París.

La competición, dedicada especialmente a los 632 héroes caídos en Malvinas, incluye disciplinas como Bowling , Vóley, Tenis de Mesa, Natación, Canotaje, Básquet, Fútbol, Maratón, Atletismo, Pesas, Ciclismo de ruta, Bicicleta de Campo, Golf, Dardos, Arquería, Bochas, Truco, Ajedrez, Pool y Tiro, entre otras.

Participaron del anuncio Dario Gleriano, presidente del Comite Organizador; Guillermo de la Fuente del Centro de ex Combatientes de Bahía Blanca; Daniel Lipinsky, de la Unión de Suboficiales; Miguel Donadio, titular del Consorcio de Gestión del Puerto; Juan Carlos Starobinsky, gerente de la CCIS y Ricardo Rabbione, director ejecutivo de la UIBB.



domingo, 25 de agosto de 2019

Emotiva ceremonia y homenaje a héroes



Ciento ochenta jóvenes provenientes de diferentes provincias del país iniciaron ayer las deliberaciones.
 


AUTORIDADES / JORNADA INAUGURAL DEL ENCUENTRO DE HIJOS DE VETERANOS DE GUERRA.



En una ceremonia donde las emociones estuvieron a flor de piel, se inició ayer el Segundo Encuentro Nacional para Hijos de Veteranos de Guerra que tiene como escenario nuestra provincia. El acto, concretado en un colmado cine Select, reunió a ciento ochenta jóvenes provenientes de Formosa, Chaco, Corrientes, Buenos Aires, Tucumán, La Rioja, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Salta, Chubut, Tierra del Fuego y La Pampa, además de los anfitriones, todos hijos de veteranos de Malvinas. En la ocasión, el vicepresidente del Centro de Veteranos de Malvinas de Jujuy, Antonio Leguina, agradeció las presencias y ponderó el trabajo realizado por los integrantes de Generación Malvinas que hizo posible la realización del encuentro. "Han llenado de alegría el corazón de todos y cada uno de los veteranos de guerra de la provincia de Jujuy y cuando trascienda, va a ser el orgullo nacional", aseguró. Al mismo tiempo sostuvo que allí también estaban "los 649 héroes que ofrendaron su vida por nuestra bendita patria", entre ellos los quince jujeños caídos en el conflicto bélico con Gran Bretaña. Agradeció especialmente a los jóvenes presentes por haber "encendido nuevamente la llama ardiente de esta gesta de 1982".

A su turno, el presidente de la Federación Nacional de Veteranos de Guerra de la República Argentina, Ramón López, comprometió el apoyo de la institución en los proyectos que encaren los hijos de sus pares. "A nosotros nos costó treinta y siete años entender que los veteranos de guerra teníamos que estar todos juntos y hoy estamos todos juntos sentados en una mesa de trabajo encolumnados detrás de la comisión nacional, con distintos puntos de vista, con distinta ideología". Sostuvo que la unión de los excombatientes era primordial como los beneficios para sus familias, subrayando que a los hijos, más allá de los estudios, les dejaban la posta de Malvinas.


Luego habló el jujeño Jorge Arce, hijo de Humberto Arce que durante la guerra fue tripulante del Destructor ARA Seguí. Este incansable trabajador de la Causa Malvinas dijo que ponían todo su esfuerzo "para que nuestros veteranos puedan ser honrados cada día, cada minuto, los 365 días del año". Agregó que los movilizaba además mantener viva la memoria de quienes ofrendaron su vida "en aquella patriada". En cuanto al encuentro, explicó que las expectativas pasaban por definir un método de trabajo para avanzar con hechos concretos.


miércoles, 21 de agosto de 2019

POR LA TRAICIÓN CHILENA, ASÍ GANARON LA GUERRA EN MALVINAS



La razón por la cuál el HMS Conqueror ingresó a puerto con la bandera pirata cuando regresó de hundir al ARA Gral. Belgrano


El HMS Conqueror ingresó a su puerto escocés con la insignia, conteniendo la silueta de un buque (el hundido ARA General Belgrano) una daga por una operación de inserción de comandos y un átomo, significando que estaba propulsado por energía nuclear.





Submarino HMS Conqueror ingresando a puerto escoses al regresar de la Guerra de Malvinas - Foto: gentileza


El "Conqueror", tal como se sabía, detectó al "Belgrano" el 30 de abril de 1982, dos días antes de hundirlo, mientras se reabastecía de combustible en altamar del petrolero Rosales.


Primero un satélite detectó al Rosales, que por tener motores diésel era más fácil de captar y luego el sonarista identificó el objetivo en su pantalla del submarino a unos 50 kilómetros. Cuando se acercaron vieron con su periscopio, además del "Belgrano" y el "Rosales", al destructor "Piedrabuena".


Dadas la novedades a Londres, se dedicaron a seguir al "Belgrano" por dos días hasta que por orden directa, lanzaron tres torpedos, de los cuales dos dieron en el blanco, eran modelo 1943, con ojivas explosivas de 378 kilos. Fueron disparados a unos 1.250 metros del "Belgrano".


Junto al "Conqueror" se desplegaron otros dos submarinos nucleares, el "Churchil" y el "Splendid", y uno más diésel.






HMS Sealion arribando a Gosport. La bandera chilena indica que tocó un puerto de aquel país en el viaje de regreso. Foto de Chris Parfitt


Una vez finalizada la guerra, los submarinos desplegados volvieron a puero británico con la particularidad de que el el HMS Conqueror ingresó a su puerto escocés con la insignia, conteniendo la silueta de un buque (el hundido ARA General Belgrano) una daga por una operación de inserción de comandos y un átomo, significando que estaba propulsado por energía nuclear.


En el inicio del siglo XX, el submarino estaba siendo introducido en las armadas más adelantadas. En ese entonces, el Almirante Sir Arthur Wilson, quien se retirara como jefe de la Armada Británica (First Sea Lord) sugirió que los submarinistas que fueran capturados en tiempos de guerra fueran “colgados como piratas”.


Apenas comenzada la Primera Guerra Mundial, el submarino E9, a cargo del Teniente de Navío Max Horton hundía al crucero alemán SMS Hela y Horton ordenaría confeccionar una bandera pirata e ingresar luciéndola a puerto.


Por esta razón, se “estableció” que la bandera debía ser atada a un periscopio cuando el submarino entraba a puerto, y retirada la primera noche allí. También se unificaron los símbolos de actuación: una barra roja en una bandera significa un buque de guerra hundido; una blanca, un mercante; estrellas indican acción con cañones; una daga, operaciones de inserción o extracción de comandos o similares; una mina, operaciones de minado. Las hubo más extravagantes también, como la cabeza de un carnero, por un embestimiento.


Sería el HMS Conqueror quien retomaría esta tradición, al ingresar a su puerto escocés con la insignia, conteniendo la silueta de un buque (el hundido ARA General Belgrano) una daga por una operación de inserción de comandos y un átomo, significando que estaba propulsado por energía nuclear.


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lunes, 19 de agosto de 2019

Héroe sanjuanino en Malvinas: murió al grito de Viva la Patria y aferrado a su fusil



La del subteniente sanjuanino Oscar Silva es una de las historias de la guerra de 1982, en la que su heroísmo y entrega provocó la admiración de sus compañeros y del propio enemigo al que combatió. Murió en la batalla final. Encontraron su cuerpo dos días después con su dedo en el gatillo. Iba a casarse ese año con su novia Patricia




Exhausto. Esa fue la impresión que tuvo el teniente de corbeta Carlos Vázquez, del Batallón de Infantería de Marina 5, cuando vio venir, desde su posición en Tumbledown, al subtenienteOscar Augusto Silva, acompañado por los pocos soldados de su sección que aún lo seguían. Maltrechos, agotados, se les notaba en sus uniformes las huellas del combate y bastaba un simple vistazo para darse cuenta que tampoco habían comido decentemente.


La pregunta de Silva lo descolocó:


-¿Necesitás una mano? ¿Querés que me quede? Podemos seguir peleando.


Silva tenía a su cargo una sección de tiradores de la Compañía A del Regimiento de Infantería 4. Ante la respuesta afirmativa del marino, con un puñado de soldados que se podían contar con los dedos de una mano, de los 45 originales de su sección, ocupó pozos de zorros vacíos que hasta hacía poco habían estado efectivos de la cuarta sección de Vázquez. Era el 12 de junio.



Mientras el grueso de la tropa continuó con la orden de aproximarse a Puerto Argentino, Silva y sus soldados, acoplados a los infantes de marina, esperarían el ataque inglés. Junto con un pelotón de cinco soldados le encomendaron cubrir el repliegue de la cuarta sección de la Compañía Nácar.


"El Sapo"


Ya en su San Juan natal, sus familiares y amigos supieron que el joven Oscar era especial. "Era muy querible", le contó a Infobae su hermana Ana Clara. En la familia era el "gordito", ya que había sido un bebé rollizo. En la escuela primaria, la Normal Sarmiento, había sido elegido como el mejor compañero.


La primera comunión


Estudió en el Liceo Militar General Espejo, de Mendoza, de donde egresó como subteniente de reserva. Luego, entró a la Escuela Naval y en cuarto año abandonó para cursar ingeniería en la Universidad de Buenos Aires. Al año comprendió que no era lo suyo y, luego de rendir las equivalencias, encaró los estudios como alumno de segundo año del Colegio Militar. Estaba en la segunda compañía. Para todos era "El Sapo", apodo que heredó de su padre.


Estudió en el Liceo Militar General Espejo, de Mendoza. Luego, entró a la Escuela Naval. Finalmente, luego de un paso por la Facultad de Ingenieria, encaró los estudios como alumno de segundo año del Colegio Militar


El teniente coronel retirado Guillermo Abraguín, quien compartió el cuarto con él en el último año, recuerda que era "alegre, siempre dispuesto a ayudar y se tomaba las tareas muy en serio". Resultó inolvidable el viaje que toda la promoción hizo, al final del curso, a los Estados Unidos. "En un comienzo los superiores lo reprendían, ya que tenía incorporadas costumbres y usos típicos enseñados en la Escuela Naval, distintos a los del Ejército", contó Abraguín.


Oscar Silva junto a su novia Patricia, con quien iba a casarse en 1982


Siempre que tenía franco, iba a su casa. "Su comida preferida era el churrasco con un huevo frito. Era muy paternal y con nosotras, sus hermanas, era muy celoso. Hacía un par de años estaba de novio con Patricia, con quien tenía pensado casarse durante 1982", contó Ana Clara.


Golpes de la vida


La vida le tendría preparado más de un golpe. Fue el 25 de noviembre de 1981 cuando los cadetes ensayaban la ceremonia que se realizaría unos días más tarde, donde recibirían sus sables de oficiales. Un superior se le acercó a Silva y le susurró algo. Oscar desapareció. Esa noche sus compañeros se enteraron que su familia había sufrido un grave accidente.


Habían salido de San Juan en auto para estar presentes en la ceremonia y, en una mala maniobra, el automóvil en el que viajaban volcó y su mamá Teresa Aída Rojo, "Chela", salió despedida del vehículo y falleció en el acto.


Silva con su madre, Teresa Aída Rojo


En el velorio, se acercó al ataúd y emocionado colocó entre las manos de su madre, una foto suya. "Para que me lleves con vos", le susurró.


Días más tarde, en el despacho del director del Colegio Militar, recibió el sable y los despachos de subteniente. Su destino: el Regimiento de Infantería 4 de Monte Caseros.


A Malvinas, sí o sí


Cuando ocurrió la recuperación de las Islas Malvinas, el jefe del regimiento, el teniente coronel Diego Soria le ordenó quedarse en el cuartel. "Fue tal el escándalo que provocó, que en realidad nadie supo cómo, de un día para el otro, Oscar estaba embarcado para las islas", rememoró Abraguín.


El Regimiento 4, que llegó a las islas al amanecer del 27 de abril, estuvo originalmente destinado en Monte Well. Luego del combate de Pradera del Ganso, la unidad -que formaba parte de la III Brigada de Infantería- pasó a depender de la Agrupación Ejército Puerto Argentino. Su misión era la de defender la capital, distante unos 17 kilómetros.


Sufrieron, durante días, violento fuego de artillería, tanto de campaña como naval. Hasta que el 11 de junio llegó la orden de repliegue.


El infierno en la tierra


Sería imposible comprimir en un solo relato el combate de Tumbledown. En la noche del 13, en las trincheras junto a los infantes del BIM 5 de Vázquez, 44 hombres vivieron un verdadero infierno que había desatado el ataque de la tercera brigada de los Royal Marines, el segundo batallón de la Guardia Escocesa y algunos gurkas.


Fueron encarnizados enfrentamientos con disparos de fusil, ametralladora, morteros, bayonetas y hasta lucha cuerpo a cuerpo a puros golpes.


A las 18 horas de ese día, según refiere el propio Vázquez en un informe que elaboró tres años después, tuvo una última reunión con sus oficiales, de la que participó Silva. Coordinaron los detalles finales ante el inminente ataque británico.


El 13 de junio, en la batalla de Monte Tumbledown, Silva decidió en un solo instante si vivir o morir luchando. Tuvo que repetir la orden a sus soldados para que se replegasen. No lo querían dejar. Sólo pidió una ametralladora y un FAL. Y los cubrió mientras los ingleses avanzaban


Los argentinos veían cómo, luego de rechazar un ataque enemigo, otra oleada de soldados aparecía. Era una sucesión interminable, en el que eran superados 6 a 1, pero aún así se continuaba luchando.


Vázquez había pedido refuerzos, y en cada llamado le respondían que los mismos estaban por salir. A las 23 horas, el bombardeo provocó el corte de las líneas telefónicas.


Los británicos habían sobrepasado las posiciones argentinas, y soldados de ambos bandos se mezclaban, muchas veces sin distinguirse.


Cada tanto, Silva abandonaba su trinchera para saber cómo estaban sus soldados.


"Nos alentaba para que no perdiéramos nuestro valor, coraje y la confianza en nosotros mismos, al recordarnos que Dios nos protegía para obtener nuestra noble meta", reseñaría unos años más tarde en una carta el soldado Pablo Vicente Córdoba.


Además, el subteniente se ocupaba de conseguir relevos para el fusil FAP, dado que al menos tres soldados que lo operaban habían muerto.


Cuando quiso asistir a uno de ellos, que había sido gravemente herido, recibió un tiro en el hombro derecho.


Silva comprendió que nada podía hacerse. Estaba herido y los ingleses avanzaban. Decidió en un solo instante si vivir o morir luchando. Tuvo que repetir la orden a sus soldados para que se replegasen. No lo querían dejar. Sólo pidió una ametralladora y un FAL.



La batalla de Tumbledown, por el artista Steve Noon


De lejos vieron cómo, sacando fuerzas de quién sabe dónde, se incorporó y comenzó a disparar hacia las posiciones enemigas, al grito de "¡viva la Patria, carajo!". Fueron sus últimas palabras, antes de ser acribillado por el fuego inglés.


-Mi capitán, le dieron a mi subteniente!


-¿Dónde le dieron? –preguntó Vázquez


-En el pecho, del lado izquierdo y tira mucha sangre por la boca –respondió el soldado, cuyo nombre Vázquez nunca supo.


Eran las 3 de la mañana del 14 de junio. Horas más tarde el general Mario Benjamín Menéndez firmaría la capitulación frente al general Jeremy Moore.


Cuando Vázquez fue tomado prisionero por tres ingleses, pidió llamar a sus hombres. Sólo seis se acercaron. El resto había muerto o había sido herido.


Aferrado a su fusil


Al amanecer del 15, el propio Carlos Robacio – jefe del BIM 5 y quien tuvo a su cargo a 700 efectivos de la Marina y a 200 soldados del Ejército en Monte Tumledown, Sapper Hill y Monte William- y un oficial inglés, recorrieron el campo de batalla, donde horas antes se había peleado con coraje. Ya los cuerpos de los 9 británicos muertos y los 52 heridos habían sido retirados.


Llamó la atención al jefe inglés el cuerpo de un argentino que, de cara al cielo con los ojos abiertos, aferraba obstinadamente su fusil y su dedo aún presionaba el gatillo. Quisieron quitarle el arma. Fue imposible. El inglés ordenó que fuera sepultado así y le hizo la venia, en señal de respeto.


Robacio le cerró los ojos y buscó la chapa identificatoria, porque el uniforme no se correspondía con el de un infante de marina. Era Oscar Silva.


Vázquez se lamentaría no haber podido identificar a otros soldados de Ejército que habían combatido junto a los infantes de marina en Tumbledown. Recomendó condecorar a Silva por "su heroico desempeño en combate".




La guerra de Malvinas dejó 649 argentinos muertos, 255 soldados británicos y 3 isleños


Vázquez admitiría, tiempo después que "la noche del 13 y la madrugada del 14 de junio la cuarta sección no hubiera podido sostener la posición sino hubiera estado Silva".


Mientras tanto, la familia esperaba ansiosamente noticias. Se ilusionaban imaginándolo entre los prisioneros o que, tal vez, estuviera siendo atendido en un hospital. Fue un mes después que dos oficiales llegaron hasta su casa con la triste noticia.


Silva, de 26 años, sería la única baja de la promoción 112. Su regimiento tuvo 22 muertos y 121 heridos. Recibiría la condecoración "La Nación Argentina al valor en combate (post mortem)". Fue clave el testimonio del soldado Ramón Aguirre.


Homenajes


Cada cinco años, sus compañeros le rinden homenaje. En 2002, inauguraron en la plaza principal de la ciudad de San Juan un busto a su memoria; en 2007, colocaron un cuadro en el museo de la Segunda Compañía en el Colegio Militar; en el 2012, erigieron otro monumento en el Liceo Espejo y una placa en la Escuela Naval –uno de los oradores entonces fue el propio Vázquez- y en el 2017 una placa en el Regimiento 4.


"Era muy querible", repite su hermana Ana Clara. Ese es el motivo que en los actos en los que se lo recuerda, no sólo participan viejos camaradas del Ejército, sino también antiguos compañeros del Liceo Naval.


Uno de los bustos erigidos en su memoria


De todas maneras, el mejor homenaje es el que le hacen en la escuela donde estudió en San Juan. El profesor de Historia siempre habla de él y solicitó incluir en el plan de estudios, su desempeño en Malvinas.

Un concordiense unió las Islas Malvinas a nado


Oscar Angélico tiene 44 años, desde muy pequeño practica deportes y siempre quiso conocer las Islas Malvinas. Este año decidió unir su pasión por las actividades acuáticas con su deseo de conocer y se animó al desafío de nadar en las frías aguas del estrecho de San Carlos. El recuerdo de los excombatientes y la sorpresa por la “vida dentro de la muerte”, presentes en una travesía para recordar.




Oscar cumplió el sueño de pisar el suelo de Malvinas y sentir más cerca la historia.


“Decidí enfrentarme a un desafío”, cuenta luego de cumplir su propósito Oscar Angélico. Nació en Concordia, pero actualmente reside en Cañadón Seco, Santa Cruz. Entrenó durante ocho meses y decidió tirarse al agua para unir las Islas Malvinas, a las que nombra como argentinas. Lo logró en marzo, y en julio fue reconocido por el Senado de la Nación y los medios de comunicación

La travesía que hizo Oscar marca un hito para los nadadores de aguas abiertas. El trayecto cruza el estrecho de San Carlos, que es el que separa la isla Gran Malvina de la isla Soledad. Según describió el deportista, buscan la parte más angosta del estrecho y salen nadando de la Gran Malvina para llegar a la Soledad, las unen, en un acto simbólico.

Esa parte del reto, en distancia lineal, tiene 4.500 metros, pero por las corrientes que hay en el lugar, los nadadores deben nadar un poco más: “Tuve que hacer 5.100 metros en total”, confió Angélico.

Decisión y acciónLa idea de cruzar el estrecho que une las islas no fue una más, y tampoco pudo ejecutar su plan de un día al otro. Angélico quería nadar, pero también pisar el suelo de ese lugar que le resultaba, de algún modo, familiar. Así lo hizo, incluso con un pasaporte con otra nacionalidad de por medio.

“Venía hace mucho tiempo planeando visitar las Islas Malvinas, además de hacer deportes soy escritor e historiador y muy nacionalista, entonces quería conocer ese lugar por su historia, por los héroes, por los veteranos de guerra y los que quedaron allá”, contó en una entrevista con Mirador Entre Ríos.

“En el año 2003 comencé a gestar la idea, pero no sabía cómo hacerlo. De hecho, en ese año comencé a tramitar mi nacionalidad italiana, porque si bien quería visitar ese lugar, no quería que sellen mi pasaporte argentino para entrar a un territorio que considero parte de mi país, entonces hice todos los trámites hasta que lo conseguí”.

También comentó que el año pasado hizo contacto con la empresa Sisa (Servicio Integral de Seguridad Acuática). “Sisa es la que se encarga del cuidado y los permisos, son quienes organizan el desafío y me hicieron la propuesta como nadador de aguas abiertas para hacer el cruce”, contó sobre el puntapié inicial.

—¿Te emocionaste al hacer el cruce en ese lugar?

—Sí, fue todo lo contrario a lo habitual. Cuando voy nadando usualmente controlo mi respiración, la técnica, las olas, el viento, la deriva y todo eso se esfumó cuando hice el cruce de Malvinas, a diferencia de cualquier otro evento de natación en aguas abiertas que haya hecho en mi vida. No pensé en eso, mientras nadaba pasaba otro tipo de cosas por mi cabeza, todo lo que estudié y vi, lo que fue ese escenario del estrecho de San Carlos que fue por donde se produjo el desembarco de las flotas británicas, pensaba en eso.

Cuando llegamos, ese lugar en el que había visto barcos, soldados, armas y todo lo relacionado con una guerra tenía otras cosas. Vimos peces, delfines, distintos tipos de aves y el primer impacto fue la comparación, el pensar cómo en un lugar en el que hubo tanta muerte podía haber tanta vida.

Cuando empecé a nadar empezaron a pasar por mi mente imágenes de mis amigos, de veteranos de guerra que conozco, de lo que estudié y también de mi familia, todos mis afectos y por qué lo estaba haciendo así que prácticamente me olvidé de toda la parte técnica, fue un 99 por ciento emocional, pero creo que me benefició.

—¿Jugó en contra emocionarse o no afectó en la carrera?

—Pareciera que me dio un envión. Yo tenía pensado hacer el cruce en un tiempo estimado entre 1 hora y 50 minutos y 2 horas 10, pero antes de terminar, Salvador, quien me acompañó y cuidó durante el trayecto, me contó que me faltaban apenas 800 metros y llevaba menos tiempo, me pareció poco pero seguí. Cuando llegué a la meta y toqué la piedra que estaba en la superficie del otro lado me dijo que el cronómetro marcó 1 hora 23 minutos y yo no podía creerlo. Como no creía tomamos el tiempo de mi compañera, Cristina Ganem, que es una gran referente de la natación a aguas abiertas. Tomamos el tiempo y ella llegó varios minutos después, comparamos y efectivamente logré superar mis expectativas, estaba totalmente emocionado.

—¿Cuánto tiempo de entrenamiento se necesita para hacer algo así?

—Eso depende un poco de las personas. Yo acostumbro a nadar desde muy chico, tengo 44 años y hago deportes desde los 7, entonces tengo entrenamiento; pero igualmente se hace un plan para entrenar y poder enfrentarse a un desafío como este.

En mi caso hice un plan de ocho meses de entrenamiento, que incluía natación en pileta, natación en aguas abiertas, un régimen de alimentación guiado por nutricionistas y un entrenamiento mental que fue riguroso y difícil de realizar ya que no es fácil nadar en aguas abiertas, pero es más difícil ir a hacerlo a un territorio como Malvinas cargado de tantas emociones para muchos de nosotros.

—Sos historiador ¿Pensás hacer un libro para contar la travesía?

—Es algo que siempre me preguntan y que me instan a realizar. Todavía no tengo en claro el conjunto de emociones, lo tengo demasiado fresco como para sentarme a escribir, pero creo que haré algo.

Hace poco pude hablar con Cristina, que es quien cruzó conmigo. Ella se convirtió en la primera argentina, luego de 20 años, en cruzar el Canal de la Mancha. Nadó durante 15 horas y media, unos 50 km. Es alguien que sabe y practica mucho la natación en aguas abiertas, cruzó estrecho de Gibraltar, canal de Beagle, y muchos más. Me contaba que mucha gente le pide que plasme por escrito lo que es cruzar el canal de Malvinas, así que quizás entre los dos algo haremos.


“No quería que sellen mi pasaporte argentino para entrar a un territorio que considero parte de mi país”

Oscar Angélico
nadador de aguas abiertas

Emoción, reconocimiento y futuro El concordiense habla del reto cumplido como un sueño que se hizo realidad. Además de haber logrado llegar de una costa a la otra y de lo que significó para él, Angélico fue reconocido por el Senado de la Nación, pero también en otras ciudades y por sus pares y ese es un premio que no esperaba.

La llegada no resultó menos emocionante y la recuerda y revive: “Fue una serie de emociones conjugadas. Al principio sentí una euforia muy grande, quería gritar ‘viva la patria', pero no podía porque como el agua estaba muy fría y tenía dura la mandíbula no pude decirlo”, comentó. “Sentí muchas cosas juntas, llegué al barco con mucho frío y pude abrigarme. Allí rompí en llanto, no pude dejar de llorar por 20 minutos, y comprendí la importancia de lo que había hecho. Fue muy fuerte poder honrar a los veteranos de Malvinas, poder honrar a los que quedaron allí y de algún modo reconstruir esa parte de la historia”, mencionó, emocionado otra vez.

“Nos reconocieron en el Senado, nos pusimos inmensamente contentos”, contó, acerca de la declaración de interés que hicieron a él y su compañera, y analizó: “Creo que el máximo premio que tuve es el amor y el reconocimiento de tanta gente que me conocía, con la que he trabajado o practique algún deporte y se comunicaron conmigo. Pero también un veterano de guerra que vive en Buenos Aires y tiene un programa de radio me hizo una entrevista y me agradeció. Sentí que me quedaba muy grande que él estuviera dándome las gracias a mí y se lo hice saber, fui y nadé, pero él fue a ofrecer su vida así que no hay comparación”, mencionó.

Angélico logró su cometido, pero no piensa dejar de nadar y ahora va por más. “El próximo proyecto, impulsado un poco por Cristina, es hacer el estrecho de Gibraltar, unir Europa con África, pero hay turnos para hacerlo y recién en un año y medio o dos, así que tengo que esperar y entrenar hasta ese momento”, aseguró.

1 hora 23 minutos para nadar 5.100 metros el estrecho de San Carlos, que es el que separa la isla Gran Malvina de la isla Soledad

“Fue muy fuerte poder honrar a los veteranos de Malvinas, poder honrar a los que quedaron allí y de algún modo reconstruir esa parte de la historia”

Oscar Angélico
nadador de aguas abiertas

Se conmemoró el 169º aniversario del fallecimiento de San Martín18 agosto, 2019


Padre de la Patria, Don José de San Martín
Ayer por la mañana, en la plaza que lleva su nombre, se desarrolló uno de los actos previstos para la jornada, en el marco de un nuevo aniversario del fallecimiento del Padre de la Patria, Don José de San Martín. En ese contexto, alumnos de 4º grado de varias escuelas primarias, realizaron su promesa a la Bandera de la Provincia.
Lo destacado fue que dos granaderos custodiaron el monumento del general San Martín mientras se desarrollaba un emotivo acto en la plaza, con la presencia de autoridades del Concejo Deliberante, autoridades del Legislativo Provincial, de la Asociación Sanmartiniana, de diferentes organismos estatales, de fuerzas de seguridad nacionales y provinciales, miembros del Centro de veteranos de Malvinas, autoridades escolares, autoridades eclesiásticas, reinas departamentales de la Vendimia y público en general.
Estuvieron presentes en el acto las Banderas de ceremonia del Ejército Argentino; Gendarmería Nacional (sección San Rafael); de la Policía de Seguridad Aeroportuario; Cuerpos Especiales; Penitenciaría San Rafael; Centro de Veteranos de Malvinas San Rafael; Instituto Universitario Penitenciario San Rafael; Bandera Nacional y Provincial de la Asociación Cultural Sanmartiniana; Federación Gaucha de Mendoza; Asociación Gaucha del Sur Mendocino; de las escuelas Juan Benjamín Terán, General José de San Martín, Mercedes Tomasa de San Martín de Balcarse, Colegio Proyectar, Pascual Iaccarini, Ejército de Los Andes, Profesorado Colegio Normal Superior, Mercedes Álvarez de Segura.
Tras escuchar las estrofas del Himno Nacional Argentino, se realizó un minuto de silencio para conmemorar al Padre de la Patria. Luego, el presidente del Concejo Deliberante junto a Esther Calvo de Manzanares de la Asociación Sanmartiniana, colocaron una ofrenda de laureles a los pies del monumento a San Martín.
Seguidamente, los alumnos de 4º grado de las diferentes escuelas participantes, realizaron su promesa a la Bandera Provincial.
El jefe de la Sección de Inteligencia de San Rafael, Iván Spretz dirigió unas palabras a los presentes, en las que remarcó que el general San Martín, además de ser el padre de la Patria, fue “el más grande de los argentinos”. “A más de un siglo y medio de su partida, sus principios y sus valores siguen vigentes, siendo un modelo para la ciudadanía argentina que continúa legando su obra. Pocas veces la intervención de un hombre fue tan decisiva en el destino de su pueblo”, afirmó.
En representación del intendente Emir Félix, también brindó un mensaje el presidente del Concejo Deliberante, Ricardo Vergara. Agradeció la presencia de todos los que acompañaron el importante acto, especialmente a los dos granaderos que se encontraban firmes custodiando al monumento.