viernes, 26 de junio de 2020

RESPALDO DE VETERANOS A LA CREACION DEL CONSEJO NACIONAL SOBRE MALVINAS



Ex combatientes también dejaron entrever su preocupación acerca de la manera en que se elegirá al representante de ellos en el nuevo organismo gubernamental. Queremos que se respete la militancia y que no sea nombrado `a dedo', advierten.­



Adolfo Schweighofer (izq.) durante un acto de homenaje a los caídos en la guerra de las Malvinas.­


Días atrás ingresó al Senado, y está a la espera de ser tratado en la comisión de Relaciones Exteriores y Culto, el proyecto del Poder Ejecutivo para la Creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los Espacios Marítimos Circundantes.­

Según la iniciativa oficial, la función del nuevo organismo -que funcionará en el ámbito de la Presidencia de la Nación- será la de colaborar en la elaboración del sustento de la posición argentina en la disputa de soberanía en sus aspectos geográficos, ambientales, históricos, jurídicos y políticos; proponer y llevar adelante actividades de docencia e investigación que aporten conocimiento al pueblo argentino sobre la justicia del reclamo del ejercicio pleno de soberanía; realizar acciones destinadas a colaborar en la difusión y promoción de los derechos argentinos sobre las Malvinas y proponer estrategias que aporten al reconocimiento permanente de los Ex Combatientes de Malvinas y caídos en combate y de sus familiares.­

El Consejo Nacional estará presidido por el Presidente de la Nación, el ministro de Relaciones Exteriores, el Secretario Malvinas, tres diputados y tres senadores de los bloques con mayor representación parlamentaria, el gobernador de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, dos especialistas en Derecho Internacional; tres representantes del sector académico y científico de reconocida trayectoria en la materia y un representante de los ex combatientes de Malvinas. Los integrantes designados permanecerán en sus funciones cinco años y desempeñarán sus funciones con carácter "ad honórem".­

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PREOCUPACION DE EX COMBATIENTES­

Si bien los ex combatientes de todo el país expresaron su agradecimiento y total respaldo al proyecto, también dejaron entrever su preocupación acerca de la manera en que se elegirá al representante de ellos en el nuevo organismo gubernamental.­

La mesa de unidad integrada por la Confederación de Combatientes de Malvinas de la República Argentina, entidad que nuclea agrupaciones de 20 provincias y la Carpa Verde, línea Nacional (ambas conforman el 90% de las organizaciones legalmente constituidas y organizadas de la comunidad de veteranos a nivel nacional) ya elevó -mediante una carta- una postulación al presidente Alberto Fernández. Se trata del actual presidente de la Comisión Nacional de Excombatientes de Malvinas de la República Argentina (organismo creado en 1994 y dependiente del Ministerio del Interior), VGM Adolfo Schweighofer.­

Los veteranos sostienen que el candidato debe contar con la genuina representación del conjunto de las organizaciones legalmente constituidas y refrendadas por los organismos que corresponden a cada provincia. Características que reúne el actual presidente de la Comisión Nacional, ``es el candidato natural y por lógica -aseguran- por haber sido elegido mediante el voto democrático de los veteranos de todas las provincias''.­

El alerta reside en que la designación se pueda llegar a politizar o se realice `a dedo', pierda legitimidad y no respete el federalismo y las luchas de casi cuatro décadas que vienen haciendo en todo el país las diferentes organizaciones.­

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"UNA HERRAMIENTA IMPORTANTE''­

Schweighofer, en 1982, se encontraba haciendo el servicio militar a bordo del destructor Piedrabuena y durante el conflicto armado realizó diferentes misiones de patrullaje, control y abastecimiento. Pero la tarea más importante en la que le tocó participar fue en el rescate de los náufragos del crucero General Belgrano. "Rescatamos 280 náufragos, algunos de ellos lamentablemente fallecidos'', recuerda Schweighofer en diálogo con La Prensa, 38 años después.­

También evoca el regreso al continente y las heridas físicas y psíquicas. "A los ex combatientes nos llevó casi veinte años, a nivel general, mejorar nuestra calidad de vida. Puedo hacer un balance positivo a la fecha pero los primeros años fueron muy tristes y difíciles''.­

- ¿Qué opina acerca de la reciente creación del Consejo Nacional sobre Malvinas anunciada por Alberto Fernández?­

- Celebramos el mensaje del Presidente y la creación del Consejo. Nos parece una herramienta muy importante porque siempre hemos requerido que Malvinas sea una política de Estado. Nosotros, los veteranos de guerra, tenemos una dilatadísima trayectoria durante las últimas casi cuatro décadas dedicadas a difundir e investigar sobre Malvinas, así que lo vemos con muy buenos ojos.­

- ¿Cómo llegó a ser presidente de la Comisión Nacional de ex combatientes de Malvinas de la República Argentina?­

- Fuí electo democráticamente junto a cinco compañeros que representamos a cinco regiones del país, más la representante de familiares de caídos en Malvinas. Nosotros no tenemos militancia política y fuimos elegidos por los ex combatientes de todo el país. Siempre trabajamos para elevar la calidad de vida de los ex combatientes, la honra y el reconocimiento a quienes cayeron. Además, nuestro cargo al frente de la Comisión es, por nuestra solicitud, honorífica.­

- ¿Está de acuerdo con la postulación realizada por sus pares, para ocupar un lugar en el futuro Consejo recientemente anunciado?­

- La postulación que fue llevada a cabo a través de diferentes agrupaciones para que integre ese Consejo me llena de orgullo y de honor. También me trae una gran ansiedad ya que sería una responsabilidad enorme. Sin pecar de vanidoso puedo decir que hace casi cuatro décadas que estudio, trabajo, soy periodista en Santa Fe... creo que conozco la temática. Por supuesto con mis limitaciones intelectuales y académicas, pero sí con la seguridad de seguir trabajando por la Causa Malvinas con una inquebrantable pasión.­

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"PEDIMOS SE RESPETE LA MILITANCIA DE CUATRO DECADAS''­

Por su parte, Rubén Rada, presidente de la Confederación de Combatientes de Malvinas de la República Argentina, también en diálogo con La Prensa, aseguró que "la base de todo es que se respete la militancia, los que venimos trabajando por la causa Malvinas hace más de treinta años en las provincias y logramos sacar leyes para proteger a los veteranos y sus familias, para proteger su salud en todo el país''.­

- ¿Está de acuerdo con el nuevo Consejo anunciado por el Gobierno?­

- Acompañamos la decisión del Gobierno para que las nuevas generaciones conozcan como es su país, su inmensidad y sus riquezas. Apoyamos y queremos aportar a la iniciativa. Es más, nos sentimos orgullosos de que por primera vez un Presidente haga sentar a alguien que combatió en nuestras islas en esa mesa del Consejo donde se van a tratar temas tan importantes. La guerra fue un horror, no es el método. El camino es la paz. En el regreso de las islas nos unimos luego de haber hecho el luto y gracias a la militancia de todas las organizaciones de todos los veteranos de guerra, hoy Malvinas es todo el año. Con el correr de las décadas, las asociaciones de Veteranos de Guerra comenzaron a crecer y hoy integramos una gran confederación. A nosotros nadie nos regaló nada, todo fue una gran lucha''.­

- ¿Cuáles son los fundamentos que respaldan la postulación de Schweighofer para integrar la mesa del futuro Consejo?­

- El integrante del Consejo que se está creando creemos que debe ser una persona representativa de todas las provincias como país federal que somos. Nosotros ya votamos a nuestro representante en todo el país, estuvimos cuatro meses votando en todas las provincias quien iba nuestro representante en la Comisión Nacional. Más federalista que eso imposible. Creemos que la lógica y lo natural es que quien debe ocupar ese asiento es el que designamos con nuestro voto todos los veteranos de guerra, es decir Schweighofer, y no uno elegido a dedo. Las personas que entrar por la ventana no tienen un buen final y no pone contento a nadie. Las organizaciones madres, las provinciales y las municipales ya han elegido a la persona para ocupar ese lugar.­

sábado, 20 de junio de 2020

ASI FUNCIONO EL PACTO ENTRE CHILE Y EL REINO UNIDO, PARA GANAR LA GUERRA.


Los acuerdos políticos, las ventajas para cada país, el espionaje durante el conflicto y las alertas que avisaban a la ingleses sobre el despegue de nuestros aviones para atacar a la flota





La primera ministro Margaret Thatcher 


Días después del 2 de abril de 1982, el embajador británico en Chile, John Heath, inició conversaciones con el gobierno de Augusto Pinochet Ugarte para lograr su apoyo en el conflicto. El gestor e interlocutor fue el comandante de la Fuerza Aérea y miembro de la Junta Militar, general Fernando Matthei, quien recibió en Santiago al capitán de la Real Fuerza Aérea (RAF) David L. Edwards, jefe de Inteligencia en el cuartel general de la RAF en High Wycombe, Gran Bretaña. Éste le entregó una carta de su comandante en jefe, Sir David Great, en la cual solicitaba apoyo. Pinochet prestó su consentimiento y dispuso la más estricta confidencialidad, pues vio una gran oportunidad de reforzar su posición internacional, de fortalecer sus fuerzas armadas, posicionarse mejor en el diferendo sobre el Beagle y contribuir a la victoria británica.




Matthei dijo: “Más que una alianza se trató de una oportunidad, pues el enemigo de mi enemigo es mi amigo. El apoyo se extendió durante toda la guerra. Nosotros quedamos con el avión de reconocimiento electrónico, con los radares, los misiles y los aviones. Ellos (los ingleses) recibieron a tiempo la información y todos quedamos conformes”.


Mientras el acuerdo se instrumentó, el secretario británico de Asuntos Exteriores, Francis Pym, y la primer ministro Margaret Thatcher, expresaron: “Los británicos no satisfacemos a dictadores. La Argentina sistemáticamente desprecia los derechos humanos. Somos los británicos quienes sostenemos la democracia“.


¿Desconocían ellos el Plan Cóndor, una internacional del terror para eliminar disidentes en ambos países?



Bajo los términos del pacto, Gran Bretaña obtuvo:


* El uso de la base aérea chilena de Punta Arenas para los aviones y acciones de inteligencia y espionaje de la RAF, que utilizó colores y distintivos chilenos en sus máquinas, cosa prohibida por los usos y leyes de la guerra.


* Intercambio de Información e Inteligencia, incluyendo el monitoreo y desencriptado de códigos y señales argentinos, que les proporcionó el servicio de inteligencia de la Armada chilena.


* El uso de la base de Punta Arenas y de otras áreas para infiltrar fuerzas especiales (Special Air Service y Special Boat Service) dentro de nuestro país, con fines de inteligencia.


La primera parte del pacto consistió en el envío de 6 bombarderos Canberra desde Inglaterra, vía Belice, donde se les pintó con los colores de la Fuerza Aérea de Chile (FACH). Desde allí se dirigieron, ilegalmente, a Punta Arenas. El Canberra-PR9 tiene una buena autonomía y puede volar a 20.000 metros de altura. También envió un avión Moondrop, transformado para tareas de guerra electrónica.


Los aviones espías británicos, disfrazados de chilenos, operaban piloteados por ingleses, pero con observadores de la FACH a bordo. El citado capitán Edwards disponía de un equipo satelital para comunicarse con la Real Armada Británica, en el Comando Central de Northwood, cerca de Londres, que centralizaba la información y la enviaba a la Task Force en el Atlántico Sur.


Las salidas de nuestros aviones de combate del continente -Río Gallegos, Río Grande y San Julián- hacia Malvinas eran conocidas de inmediato por los británicos, que disponían de una “alerta temprana” para protegerse, prevenirse y atacarlos.


La segunda fase del acuerdo permitió la instalación de la base de las fuerzas especiales (SBS y SAS) en territorio chileno. Antes de concretarlo, la señora Thatcher se asesoró al respecto y recibió como respuesta que una acción en nuestro territorio sería legal según el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, pero debía tratarse de una acción sobre “objetivos (blancos) muy específicos”. No se concretaron.

Augusto Pinochet 


Tiempo después, el almirante Lord Lewin, importante funcionario de Defensa durante el conflicto, expresó: “Las fuerzas británicas obtuvieron ‘algunas’ informaciones de los chilenos”. El ya citado Francis Pym, fue un poco más allá, y en un lenguaje poco diplomático, dijo: “Chile fue muy útil para nosotros en el conflicto y deberíamos tenerlo en mente al plantear nuestra relación actual”. En septiembre de 1982, el ministro de Comercio británico, Peter Rees, se pronunció en Santiago de Chile con motivo del aniversario del golpe militar encabezado por Pinochet, y señaló al efecto que su gobierno había sido “una fuerza moderada y estabilizadora en América del Sur”.


Pero, sin duda, la revelación más contundente surgió públicamente el 9 de octubre de 1999 en oportunidad de la conferencia anual del Partido Conservador británico, cuando la Dama de Hierro Margaret Thatcher defendió a Pinochet, detenido entonces en Londres, al tiempo que recriminaba la actitud del gobierno laborista de Tony Blair por haber accedido a la petición del juez español Baltasar Garzón de detener y extraditar a Pinochet a España.


Thatcher, en su discurso expresó: “Chile es nuestro más viejo amigo en Sudamérica. Nuestros vínculos son muy estrechos desde que el almirante Cochrane ayudó a liberar a Chile del opresivo dominio español. Pinochet fue un incondicional de este país cuando la Argentina invadió las islas Falklands (SIC) y nos brindó valiosa asistencia, él entregó oportunas alertas de inminentes ataques aéreos argentinos que permitieron a la flota británica tomar acciones defensivas. En total unos 250 miembros de las fuerzas armadas británicas perdieron la vida durante esa guerra; sin el general Pinochet las víctimas hubieran sido muchas más”.


Sin embargo, un inglés, George Foulkes, vocero para Asuntos Latinoamericanos en 1984, refiriéndose a la Primer Ministro, dijo: “Su hipocresía es increíble, se niega a negociar con un gobierno democrático en la Argentina, pero se muestra dispuesta a realizar negocios sucios con una dictadura”.



Thatcher en una visita a Pinochet durante su arresto domiciliario en Virginia Water 


¿Qué obtuvo Chile? Un dispuesto y efectivo aliado, y además:


* Seis aviones de bombardeo Camberra.


* Un escuadrón de aviones de cazabombardeo Hawker de la RAF, entregados antes de la iniciación de la guerra.


* El crucero Glamorgan de la Royal Navy.


* La derogación de las restricciones británicas a la venta de armamento a Chile, la provisión de uranio enriquecido y la oferta de un reactor nuclear inglés tipo Magnox.


* El apoyo político y diplomático para neutralizar las investigaciones realizadas por las Naciones Unidas, en relación a la violación de los derechos humanos por el régimen chileno.


Comparto lo que el periodista Oscar R. Cardozo expresó en el diario Clarín el 25 de mayo de 2002: “Los gobiernos sucesivos que la Argentina tuvo desde entonces (1982) echaron en la bolsa del secreto todas esas pruebas, con la excusa de no producir un deterioro en la relación con el vecino país”.


Aprecio que los lazos de amistad con el pueblo chileno jamás se vieron afectados por decisiones del gobierno militar presidido por Pinochet. Por el contrario, se consolidan con la verdad histórica expresada con respeto y sinceridad.

EL INFIERNO DEL LONGDON, LA DURA BATALLA DE PUERTO ARGENTINO Y EL INMINENTE FINAL


Diario de la guerra de Malvinas: El combate cuerpo a cuerpo con bayonetas caladas, la noche más terrible para los paracaidistas británicos, las mentiras de los generales argentinos y la falta de armamentos y raciones.


Darwin- Pradera del Ganso 


La no realización de una batalla aeronaval y el previsible fracaso sobre las fuerzas británicas en el combate de Darwin–Pradera del Ganso llevaron a que a partir del 8 de junio la guerra tuviera su definición en la batalla terrestre de Puerto Argentino, que asumió las características de una clásica batalla de cerco, llamada también de aniquilamiento perfecto. A ello se llega cuando una fuerza está totalmente sitiada, sin posibilidades de romper el sitio, y no existe probabilidad alguna de que desde afuera una fuerza propia pueda lograr una conexión con la sitiada.


Salvando las circunstancias de tiempo, modo, lugar, ámbito geográfico y efectivos enfrentados, la historia militar moderna nos remite a casos parecidos: Stalingrado (1943), donde se rindieron 200 mil alemanes; Singapur (1942), en que los japoneses tomaron prisioneros a 80 mil británicos, y Dien Bien Phu (1954), donde los vietnamitas cercaron, derrotaron y se rindieron 12.000 franceses.


El día 10 de junio, en horas de la tarde, concretamos un ataque coordinado entre el GA 3 y tres aviones Pucará basados en el aeropuerto local. Así lo recuerdo: una de las baterías de la artillería británica nos tenía a maltraer, estaba ubicada cerca del monte Kent, fuera del alcance de nuestros cañones; solo podíamos neutralizarla con medios aéreos basados en el aeropuerto local. Hablé con el general Oscar Jofre y con el brigadier Luis Castellano, quienes estuvieron de acuerdo. Coordinamos el ataque con tres pilotos de la Fuerza Aérea, Juan Luis Micheloud, Marcelo A. Ayerdi y Carlos Murales. Una batería del GA 3 los “guiaría” con proyectiles fumígenos (humo blanco) en dirección al objetivo, al que no podíamos batir porque no entrábamos en alcance con nuestros obuses ya que nos faltaban unos 2/3 km. El ataque fue exitoso y la artillería británica fue, en ese momento, neutralizada. Fue la primera acción de cooperación en combate entre la artillería del Ejército y la Fuerza Aérea en nuestra historia.

Monte Longdon 



La noche del 11 de junio, aproximadamente a las 22:00 hs, el batallón de Paracaidistas 3 (Para 3) británico atacó el Monte Longdon, que estaba defendido por una compañía del RI 7 a órdenes del mayor Carrizo Salvadores. La sorpresa táctica se perdió como consecuencia de que un soldado inglés pisó e hizo detonar una mina antipersonal.


Así se inició un intenso combate que duró el resto de la noche, hasta que la compañía inició una difícil y confusa retirada hacia Puerto Argentino. Una de las características de la lucha fue que se llegó al combate cuerpo a cuerpo, con “bayonetas caladas”, algo bastante infrecuente en la guerra moderna. La lucha fue encarnizada, duró diez horas, pero el batallón británico era superior en número de hombres, en armamento, en equipamiento, en adiestramiento y contaba con visores nocturnos y apoyo de fuego naval.


En uno de sus pedidos de fuego, el observador adelantado del GA 3, teniente Alberto R. Ramos, asignado al RI 7, me informó: “¡Esto es un infierno! Hay ingleses por todos lados. Por momentos es difícil identificar si las explosiones de los proyectiles de fragmentación y de iluminación son nuestros o de los ingleses”. Su última transmisión fue: “Se inició la retirada hacia el este”.


Al día siguiente me informaron que no estaba entre los que regresaron. Se lo consideró como desaparecido hasta que en 2018 su cuerpo fue identificado y hoy descansa como tantos otros soldados en un lugar histórico de la Argentina: el cementerio militar de Darwin.


Para el corresponsal británico Leslie Dowd, el combate de Longdon “fue la noche más terrible de mi vida. El Para 3 británico tuvo 23 muertos y 47 heridos” (The Sunday Times Insight Team). El RI 7 tuvo 36 muertos y 148 heridos.

Batalla de Monte Longdon (Imperial War Museums)


El espacio entre Longdon y el cerro Dos Hermanas estaba a cargo del mayor Oscar Jaimet, con efectivos del RI 6, que evidenciaron un excelente comportamiento en los momentos finales de la batalla, pero que en la noche del 11 al 12 de junio no tuvieron una activa participación en los combates por la sencilla razón de que no recibieron un ataque directo de los ingleses. Posteriormente, Jaimet y sus hombres tuvieron una destacada actuación, su regimiento tuvo 13 muertos y 35 heridos.


El cerro Dos Hermanas estaba ocupado por una compañía del RI 4 a órdenes del segundo jefe del regimiento, mayor Ricardo Cordón, que no ofreció resistencia, y cedió en forma prematura la posición mediante una desordenada retirada hacia Puerto Argentino, sin que a mi juicio se hubiera hecho el esfuerzo para sostenerla. El enemigo se apoderó así de una de las más importantes alturas, sin mayores exigencias. El mayor Cordón fue pasado a retiro obligatorio después de la guerra.


La posición del Monte Harriet estaba a cargo del jefe del RI 4, teniente coronel Diego Soria, quien concurrió a la guerra dejando en el continente a un hijo adolescente que padecía una enfermedad terminal, y con su regimiento disminuido soportó con entereza el abrumador ataque británico conducido por el teniente coronel Chris Keeble, el mismo que con su Batallón de Comandos 2 había combatido en Darwin-Pradera del Ganso. El RI 4 fue sorprendido y rodeado, su desgaste en los días previos fue notorio y no pudo evitar el envolvimiento. Entre las 05.00 y 06.00 hs. del 12 de junio, los ingleses ocuparon Harriet. El RI 4 sufrió 22 muertos y 110 heridos.

Monte Harriet


Sobre ese combate, el general británico Julian Thompson dijo: “Nos encontramos con 300 prisioneros, incluidos el jefe del Regimiento de Infantería 4 y varios oficiales. Esto muestra las mentiras de las informaciones de la prensa, según las cuales los oficiales huían dejando a sus soldados conscriptos para que fueran masacrados o se rindieran como ovejas. Oficiales y suboficiales se batieron duramente” (Thompson J., No picnic, Ed Atlántida, pág. 168).


Entre los prisioneros estaba el pelotón de observación adelantada del GA 3, a cargo del capitán Tomás Fox. Por su parte, el corresponsal inglés de la IRN (Independent Radio News), Kim Sabido, que presenció las acciones en Harriet, entre otros conceptos, relató: “Los hombres que teníamos enfrente no iban a ceder si no era tras una lucha encarnizada" (The Sunday Times Insight Team, pág. 375).


Lamentablemente, en los días anteriores a la ofensiva final, el general Jofre hizo un empleo inadecuado de la Compañía de Comandos 602, a cargo del mayor Aldo Rico. En las pocas incursiones que esa compañía realizó en la profundidad del campo de combate –coordinadas y apoyadas por el fuego del GA 3– evidenciaron la profesionalidad que debe caracterizar a un elemento de fuerzas especiales, y aportaron su cuota de sangre.


Desde las primeras luces del 12 de junio, los cerros Longdon, Dos Hermanas y Harriet estaban ya en poder del enemigo. Sobre esas posiciones, nuestra artillería (GA 3, GA 4 y la batería del BIM 5) realizó fuego intermitente durante gran parte de la mañana: “Mientras nos reorganizábamos, el fuego de la artillería argentina, de los cañones pesados (155 mm) en su mayor parte, comenzó a caer sobre las posiciones que los argentinos acababan de perder. Los infantes de marina británicos se protegían entre las fisuras de las rocas, mientras los proyectiles argentinos explotaban a su alrededor” (Thompson J., No Picnic; Leo Cooper y otros, pág. 157).


Estaba claro que los siguientes y últimos objetivos del enemigo serían los cerros William, Sapper Hill y Tumbledown, ocupados por el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), a órdenes del capitán de fragata Carlos H. Robacio, distantes entre 3 y 7 km de Puerto Argentino. El BIM 5 poseía un alto grado de adiestramiento adaptado al clima, tenía su dotación de hombres, material y armamento al completo, y su sistema logístico no experimentó grandes variantes puesto que fue abastecido en forma directa por aviones de la Armada. Poseía una batería de obuses de 105 mm (a cargo del capitán de fragata Mario Abadal) que, como manifestó el contraalmirante Carlos Büsser, “…se incorporó al sistema unificado de control y dirección de fuego terrestre que operaba la artillería del Ejército de la guarnición Malvinas” (Villarino E., Batallón 5, Aller Atucha, pág. 13). Con el BIM 5 realizamos coordinaciones estrechas que dieron resultado en los combates terrestres más intensos de la guerra que se libraron las últimas 48 horas.

Cerro Dos Hermanas


En las primeras horas de la tarde del 12 de junio, y estando próximo a una de mis baterías, alguien a mi lado gritó ¡Cuerpo a tierra!, al tiempo que un Harrier nos sobrevoló a unos 300 m de altura. El fuego, con misiles y cañones de 20 mm, se dirigía hacia la ladera del cerro Sapper Hill donde estaba la batería de cañones pesados. Temimos lo peor, pero solo tuvimos heridos leves, el cabo primero Omar Liborio y 6 soldados. Uno de los cañones quedó fuera de servicio. Los refugios para los operadores de los cañones pesados preparados por el teniente primero Luis Daffunchio limitaron los efectos del ataque del Harrier. De inmediato el mayor Carlos A. Milanese concurrió al lugar y evacuó los heridos al Hospital Militar Conjunto de Puerto Argentino, a cargo del mayor médico del Ejército Enrique M. Ceballos. La labor de todo el personal de sanidad fue encomiable y abnegada; durante el conflicto se internaron 1.990 pacientes.


A todo esto, según el general Mario B. Menéndez, el presidente de la Nación, miembro de la Junta Militar y comandante en jefe del Ejército, general Leopoldo F. Galtieri, dijo en Buenos Aires: “Yo conozco todas las dificultades que tienen pero hay que aguantar. Los veo muy apegados al terreno. Hay que tener más movilidad” (Túrolo, C., Malvinas: Testimonios de su gobernador, Ed Sudamericana, Pág. 261).


Muestra clara de soberbia y desconsideración, no exenta de cobardía y desprecio por sus subordinados. Él, y sus presuntos asesores -principalmente los del área de logística, los generales Eduardo A. Espósito y Gerardo J. Núñez-, no podían ignorar que en esos días carecíamos del indispensable combustible, de la necesaria movilidad aeromóvil, y de munición de artillería terrestre y antiaérea; y que en algunas unidades el racionamiento diario se reducía a un magro desayuno (mate cocido y una rebanada de pan), con lo que muchos de nuestros hombres recibían solo alrededor de 2.000 calorías, cuando las necesarias en ese lugar para un combatiente eran de no menos de 5.000 calorías diarias. Además carecíamos de raciones de combate, nunca llegaron. Ignoraban que todas las tropas estaban expuestas a bajas temperaturas, lluvia, nieve esporádica, humedad y vientos helados.


No obstante, uno de los responsables de la desatención de los combatientes, el citado general Núñez, dijo en Buenos Aires a algunos familiares de los combatientes: “Soy responsable de la logística, no tienen problemas de abrigo y les aseguro que no pasarán frío y volverán más gordos”. Totalmente falso e insensible, rayano a una lesa profesionalidad.


(Foto: Eduardo Farré)


La ofensiva británica sobre Puerto Argentino continuaría hasta el 14 de junio. En ese lapso se desarrollaron las acciones terrestres más intensas de toda la guerra. Ante lo narrado hasta ahora en distintas entregas, es lamentable y triste escuchar a un exgobernador de una provincia y actual diputado de la Nación, al referirse tangencialmente a la Guerra de Malvinas en un programa televisivo a 38 años del conflicto, calificándola como “el fiasco de Malvinas”. Podría serlo para los políticos que concurrieron, junto con Jorge Rafael Videla, a la jura del gobernador Mario B. Menéndez, en Puerto Argentino, el 7 de abril de 1982; pero no para los que combatieron, y muchos de ellos murieron, por un sentimiento del pueblo argentino. Recordemos juntos la sentencia de nuestro Libertador: “Un derrota peleada vale más que una victoria casual”.