miércoles, 22 de julio de 2020

SECCION BOTE DE LA COMPAÑIA C DEL RI 25 TENIENTE ESTEVEZ








El 28 de mayo de 1982 la sección “Bote” del RI 25 se batió heroicamente en el combate de Darwin contra fuerzas de elite británica. El sacrificio del teniente Roberto Néstor Estévez y sus hombres se convirtió en un modelo de las virtudes del infante argentino

El 27 de mayo los británicos comenzaron a atacar las posiciones de la Fuerza de Tareas Mercedes en Ganso Verde con mayor intensidad, los días previos las instalaciones habían sido constantemente bombardeadas. Durante las primeras horas de la mañana se produjeron enfrentamientos entre las patrullas de exploración de ambos bandos.

A las tres de la mañana del 28 de mayo la compañía “A” del RI 12 al mando del Tte 1ro J. Manresa comenzó a colapsar atacada por la Compañía “B” del 2do Batallón de Paracaidistas. El Tcnl Ítalo Piaggi intentó aliviar la presión enemiga y recomponer el frente.

Para ello empleó la Primera Sección de la Compañía “C” del RI 25, la “Bote”, al mando del Tte R. N. Estévez que partió al frente de los bravos de la Compañía “C” en busca del enemigo. Iba a la cabeza de la columna, y era seguido por los Cabos Mario Rodolfo Castro, Roberto Jorge Zárate y Miguel Ángel Ávila. A las 5 de la mañana del día 28 llegaron a Casa Boca cerca del cementerio de Darwin entrando en combate con los efectivos del la Compañía “A” del Regimiento 2 de paracaidistas ingleses, unidad de elite del Ejército Británico compuesta por unos 150 hombres a los que se sumaron los de la “B”.

La Compañía “D” marchaba detrás de la “B” que habían combatido contra los del RI 8 al mando del Subt. R. G. Aliaga sufriendo fuertes bajas. El Tte R. N. Estévez ordenó a los hombres del RI 12 que quedaban en el sector ayudarlo a reorganizar la defensa. Apenas habían comenzado a ocupar las posiciones, varios de los hombres se encontraban todavía al descubierto, cuando empezó el combate sobre una pequeña elevación del terreno llamada Darwin Hill que les daba ventaja a los argentinos, eran cerca de las 08.00.

Los británicos avanzaron confiados. El choque fue sumamente violento ya que el volumen de fuego recibido fue inmenso, pero los efectivos del RI 25 lograron estabilizar el frente deteniendo por completo a los paracaidistas:

“(…) La Sección BOTE fue sorprendida fuera de las posiciones. Muchos fueron heridos por las esquirlas. Una vez más, el enemigo lanzó su ataque sobre las posiciones argentinas. Se intensificó un nutrido fuego de ambos lados; el combate se transformó en un infierno. El Tte. ESTÉVEZ fue herido en un brazo. Con su radio, reglaba el fuego de la propia artillería de campaña, mientras que su tropa era impulsada al combate por medio de su voz y de su ejemplo”.

El Tte. R. N. Estévez recorría las posiciones organizando a sus hombres que respondían brillantemente, fruto de la instrucción recibida. Los proyectiles de la artillería argentina caían muy cerca de los argentinos por lo que Estévez, con una herida en una pierna y el brazo izquierdo que le quedó destrozado, le ordenó al soldado Fabricio Carrascul que buscara una radio que estaba en una posición cercana. El valiente conscripto salió a cumplir la misión y fue abatido por los británicos. Finalmente otros soldados pudieron llegar a la posición de Estévez con la radio que le permitió reglar el tiro de la artillería propia dirigida por el Tte. 1ro. C. Chanampa:

“La efectividad del tiro la comprobaba mediante la información que me llegaba de los elementos de Infantería que constantemente me daban la ubicación de la propia tropa, del enemigo y del sector del terreno que estaba batiendo. Se destacó en esta actividad el Teniente de Infantería ESTÉVEZ (…)”.

A pesar de sus heridas, el Tte R. N. Estévez disparaba su FAL con el brazo sano y seguía dando órdenes a sus hombres. Recurrimos a un testimonioque explica el diálogo del Tte Estévez con sus subordinados:

“- Cabo Castro, me hirieron en la pierna, pero no se preocupe, continuaré reglando el tiro de la artillería- gritó, sin titubear, el Teniente Estévez.

– Enfermero, rápido, atienda al Teniente- ordenó Castro, con un grito.

– Me pegaron de nuevo, esta vez en el hombro. Cabo Castro, no abandone el equipo de comunicaciones y continúe dirigiendo el fuego de artillería… – fue su última orden; un certero impacto en la cara, quizás de un tirador especial, lo desplomó sin vida (…)”.

Antes de morir, el Tte. R. N. Estévez protegió al soldado AOR Sergio Rodríguez, testigo directo de los dramáticos sucesos:

“El Teniente Estévez estaba recorriendo las posiciones, gritando órdenes de derecha a izquierda, todo esto, repito bajo el terrible fuego enemigo. Al salir del pozo contiguo al mío recibió dos balazos en el brazo y pierna izquierda, respectivamente. Tambaleándose llegó al pozo donde yo me encontraba. Este valeroso oficial, sin preocuparse de sus propias heridas me preguntó por las mías pues yo estaba ensangrentado. Le contesté que podía arreglármelas. Estévez tomó un FAL y comenzó a disparar luego, por radio estuvo dando nuevas órdenes. Mi MAG la tomó otro soldado del 12 y abrió fuego contra el enemigo (…). Estévez, lo repito, sin importarle sus heridas tomó el caso del soldado muerto del 12, me lo colocó en mi cabeza, para protegerme, ya que nosotros usábamos boinas verdes y eso no protege nada ante una bala o una esquirla. En ese momento recibió un nuevo balazo en el pómulo derecho y se desplomó pesadamente a mi lado. Tratamos de auxiliarlo y le oímos decir algo que nadie entendió, y luego expiar (…)”.

El Tte. ESTÉVEZ 

En otro pozo de zorro fue alcanzado el Cabo Mario Rodolfo Castro. Otro de los suboficiales que cayó en combate fue el Cabo Miguel Ángel Ávila.Lejos de terminar la lucha, los leones del RI 25 continuaron el combate deteniendo a los paras que pensaron que se encontraban peleando contra un regimiento completo. Esto demostró la formación que habían tenido: muerto su oficial superior y varios suboficiales, los soldados siguieron peleando. Con sus fuerzas rechazadas después de tres ataques y tres horas de combate, con un número considerable de bajas, el Tte. Cnl. H. Jones, Jefe del 2 PARA decidió avanzar. Muy pocos de sus hombres lo siguieron, cayendo muertos dos de ellos al iniciar el ataque. Momentos después el Tte. Cnl. H. Jones fue abatido por los disparos de la MAG del soldado AOR Oscar Ledesma (imagen) mientras intentaba tomar una trinchera ocupada por efectivos del RI 12:


“La fuerza de la primera ráfaga hace que el inglés dé un medio giro en el aire y quede tendido en el terreno con los pies en mi dirección. Ahí tuve una fracción de segundos, donde el tipo en el suelo comenzó a gritar y manotearse la cintura, por lo que creíamos que tenía alguna granada, levanto la MAG y vuelvo a descargarle otra vez”.

El 2 PARA trastabilló, la noticia de la caída de su Jefe, conmocionó todo el frente y la ofensiva de se detuvo. En el mismo pozo donde se encontraba el AOR O. Ledesma, estaba el AOR Nelson Gerardo Huircapan que fue herido por una esquirla de un cohete. Valientemente, O. Ledesma dejó la MAG para auxiliar a su compañero, después de comprobar que la herida era leve reabrió el fuego junto al AOR Jorge Osvaldo Testoni que conversaba y hacía chistes (estaban en la misma posición el Sarg. 1ro. Jumilla Buenaventura, el Sarg. 1ro. Alcides Estigarribia y un soldado del RI 12).

Dijo el conocido estratega y filósofo chino Sun Tzu Cuando quieras saber como te fue en la guerra, pregúntale a tu enemigo. Tomando el relato de un oficial inglés, Clive Livingstone, los periodistas Max Hastings (acompañó como reportero a las tropas británicas durante los combates) y Simon Jenkins escribieron:

“De pronto, al romper el día, el balance de la batalla se inclinó bruscamente en contra de los ingleses. Estaban atrapados en terreno abierto, con el único refugio completamente al flanco, y un enemigo preparado para el combate de frente. Los servicios de informaciones habían comunicado especialmente que las posiciones argentinas eran a cielo descubierto. En realidad, sus trincheras tenían sólidos tejados, y los informes sobre una guarnición desmoralizada y desganada parecían sin fundamento. Tantas mentiras que se nos dijeron acerca de que no querían pelear, y están peleando como leones. Un impresionante fuego de mortero y artillería caía sobre las compañías de paracaidistas desplegadas en el istmo (…). Incluso un soldado conscripto podía ser un combatiente formidable contando con munición ilimitada y disparando desde posiciones bien preparadas, mientras que los paracaidistas padecían de falta de munición (…)”.

Días antes de partir hacia las islas Malvinas, el Tte R. N. Estévez dejó en manos un oficial una carta que en caso de que él muriera, debía ser entregada a su padre, cosa que finalmente ocurrió:

“Sarmiento, Chubut, 27 de marzo de 1982.

Querido papá:

Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuentas de mis actos a Dios Nuestro Señor. Él, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero fijate vos: ¡qué misión! ¿No es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas nuestra soberanía? Dios, que es un Padre generosos ha querido que éste tu hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.

Lo único que quiero pedirles a todos es: 1) Que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo; 2) Que me recuerden con alegría; y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza; y muy importante: 3)que recen por mí.

Papá: hay cosas que un día cualquiera, no se dicen entre hombres, pero que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias por tener tu apellido, gracias por se católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar.

Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo.

Dios y Patria ¡O muerte! Roberto”.


Muerto el Tcnl. H. Jones, se hizo cargo del 2 PARA el My Chriss Keeble que reorganizó a sus hombres y tras recibir refuerzos, municiones, apoyo aéreo y naval reinició el ataque. Los hombres de la Sección “Bote” del Tte. R. N. Estévez seguían combatiendo, pero las bajas sufridas y la escasez de munición hicieron que el volumen de fuego disminuyera considerablemente. Esto permitió a los paracaidistas ir tomando una a una las trincheras argentinas que se quedaban sin munición y barrer con fuego de lanzacohetes y misiles Milán a las que aún resistían.

Los efectivos fueron llevados a la retaguardia, varios de ellos heridos. A la madrugada fallecieron los soldados AOR Horacio Giraudo y Arnaldo Zavala. Junto con los bravos del RI 25 cayeron también varios de sus camaradas del RI 12: Cabo 1ro. José Luis Ríos; los Cabos Mario Castro y Luis Miño y los Soldados Gabino Ruíz Díaz, Ireneo Mendoza, Ireneo Maciel, Alberto Moschen, Rubén Horacio Gómez y Carlos Osyguss.

Durante casi cuatro horas, el reducido número de efectivos de la Sección “Bote” junto a sus hermanos del RI 12 detuvo el avance de dos Compañías de fuerzas de elite británicas, matando al Jefe del regimiento y produciéndole importantísimas bajas.

Tomados prisioneros, la actitud de los hombres de los Regimientos 12 y 25 despertó la admiración de los enemigos:

“(…) Rod Bell, infante de marina intérprete, estaba fascinado viéndolos rezar sus oraciones en la oscuridad quebrada por las llamas de las hiniestas encendidas, dirigidos por un joven subteniente baleado en una pierna y con una herida de metralla en un ojo. Algunos estaban arrodillados, otros tenían rosarios. Ambas partes eran conscientes de ser sobrevivientes de una experiencia mortífera (…)”

Varios de los hombres de la sección “Bote” recibieron condecoraciones: el Tte R. N. Estévez fue condecorado (post mortem) con la Cruz “La Nación Argentina al heroico valor en combate”, la más alta otorgada por la Argentina.

El AOR Domingo Álamo recibió la medalla “Al mérito militar” por: “Combatir heroicamente concentrando sobre sí el fuego enemigo permitiendo con su actitud el repliegue total de su grupo”.

Los AOR Oscar Ledesma, Diego Morano y Jorge Testoni recibieron las medallas “Al esfuerzo y la abnegación”. Los tres fueron condecorados por: “Combatir con denuedo y eficacia ocasionando serias bajas al enemigo conteniendo su ataque”.

El Cabo Mario Rodolfo Castro y el AOR Fabricio Edgar Carrascul fueron destinatarios, post mortem, con la medalla “Al valor en combate”.

Los AOR Daniel Alejandro Ambroggio, José Luis Bracamonte, Armando Raúl Orellana, Ítalo Rubén Quiroga, Sergio Daniel Rodríguez, Orando Javier Ruffino con la medalla “Al herido en combate”.

Los AOR Lorenzo Giraudo y Arnaldo Enrique Zavala con la medalla “La Nación Argentina al muerto en combate”.

viernes, 3 de julio de 2020

"CRUZ LA NACIÓN ARGENTINA AL HEROICO VALOR EN COMBATE"


El heroico valor en combate
“Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”.


En 74 jornadas de acción, algunos cayeron. Otros siguen velando por la memoria de aquellos días de guerra. Todos son parte del selecto grupo de los máximos héroes contemporáneos de la Nación, quienes se hicieron merecedores de la “Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”.

Las condecoraciones por méritos adquiridos ante la Patria existen desde tiempos remotos. Fueron conocidas por los egipcios, los griegos y los romanos, por mencionar sólo algunos ejemplos antiguos. Podían otorgarse en forma de collares, cintos, medallones. Y debían llevarse ostensiblemente sobre la vestimenta. Este mandato de lucirlo no era arbitrario, sino que respondía al reconocimiento merecido por parte del pueblo de la persona que la portara, y también del portador, para brindar el ejemplo.


Sin querer entrar en un análisis falerístico, debemos mencionar que en los pueblos cristianos las condecoraciones han tenido comúnmente la forma de cruz ornamental, casi siempre dorada y esmaltada, con figuras e inscripciones alusivas y que se porta pendiendo de algún lazo, collar o cordón precioso.

En Argentina fueron comunes en distintos conflictos como la Guerra contra el Paraguay o campañas como la denominada Del Desierto o las de diversas exploraciones del territorio. Sin embargo, las condecoraciones más contemporáneas por una situación de combate pertenecen a la Guerra por las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, la cual dejó muchas páginas destacadas escritas en el libro de la defensa de nuestra soberanía. Algunos párrafos están colmados de heroísmo, coraje, inteligencia, entrega y un profundo amor por la Nación y por esa helada turba malvinense.

Desde el desembarco en las islas durante la Operación Rosario y hasta el mismo día del cese de fuego, aquel helado lunes 14 de junio de 1982, Argentina desplegó todos los medios disponibles para recuperar las islas Malvinas, usurpadas por el Reino Unido de Gran Bretaña en 1833. Fueron más de 23.000 combatientes. Más de 23.000 historias que componen la historia misma de la guerra.


Después de aquellos 74 días, después de los 649 caídos en combate y las heridas incurables de la batalla, todos los combatientes fueron condecorados por el Congreso de la Nación por haber defendido a la Patria. Algunos recibieron más de una distinción, esta vez otorgada por la Nación Argentina: al valor en combate, al muerto y al herido en combate. También medallas de cada Fuerza y de las Legislaturas de cada provincia.

Pero hubo sólo 20 guerreros argentinos que fueron reconocidos por la República con la más alta condecoración: “Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”. Esta condecoración fue promovida por la Ley N° 22.607 del 15 de junio de 1982. Un día después de finalizada la guerra. Luego la normativa sería reemplazada por otras hasta la Ley N° 24.229. Ninguna de esas modificaciones cambió el reconocimiento de esos hombres.

El texto establece que “será concedida al personal militar, de las Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, civiles, argentinos o extranjeros, que en combate motivado por acontecimientos extraordinarios revistan carácter de función de guerra, realicen aislados o en el ejercicio del mando, una acción ponderable que se destaque considerablemente de las pautas de conducta normalmente consideradas correctas”.

De los veinte condecorados de las Fuerzas Armadas que recibieron esta particular distinción, seis son de la Armada Argentina: cinco de sus filas orgánicas regulares y un conscripto que estaba destinado en el Batallón de Infantería de Marina Nº5 (BIM5). Estas son sus hazañas de guerra.

· Capitán de Fragata (post mortem) Pedro Edgardo Giachino, Agrupación Comandos Anfibios: condecorado por su valentía, heroísmo y liderazgo demostrados durante la Operación Rosario, mediante la cual se recuperaron las islas Malvinas. En dicha ocasión, el Capitán Giachino lideró sin abrir fuego ante las tropas británicas el asalto a la casa del Gobernador, donde al entrar por la fuerza fue recibido por intenso fuego de fusiles de Royal Marines, cayendo gravemente herido. Murió en el hospital de la localidad de Puerto Argentino el mismo 2 de abril de 1982, convirtiéndose en el primer caído de la guerra.


· Teniente de Navío Owen Guillermo Crippa, piloto de Aermacchi MB-339, Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque: condecorado por su heroísmo y arrojo demostrado en el primer ataque aéreo al desembarco británico en Puerto San Carlos, donde en solitario y con una aeronave liviana realizó un ataque al centro de la Flota británica allí basada, conformada por catorce navíos fuertemente defendidos por artillería antiaérea y misiles. Enfrentándose a todo el dispositivo abrumadoramente superior, el Teniente Crippa atacó exitosamente con cohetes no guiados a la fragata británica HMS “Argonaut”, dejándola fuera de servicio, para luego regresar mediante maniobras evasivas y un denso fuego antiaéreo del enemigo a su base operativa en Puerto Argentino.


· Teniente de Corbeta Héctor Omar Miño, Compañía de Ingenieros Anfibios: condecorado por ejecutar voluntariosamente delante de la posición misiones de alto nivel de riesgo y, cumplidas sus tareas específicas como ingeniero de combate, armarse como infante y rechazar a un enemigo numéricamente superior mediante cinco contrachoques conducidos personalmente, resultando herido al intentar proteger a un camarada cuya vida corría inminente peligro. Luego de reorganizar a su personal y dejarlo en posiciones seguras, se replegó 6 kilómetros por sus propios medios, con un proyectil alojado en una pierna, para luego negarse a ser atendido hasta que lo hubieran sido los subordinados heridos que lo acompañaban.

· Teniente de Corbeta Carlos Daniel Vázquez, Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nacar, 4ª Sección: condecorado por conducir su sección de tiradores con vigor y acierto en la defensa del monte Tumbledown contra el ataque de toda una unidad británica, recurriendo al fuego de la propia artillería y morteros sobre su posición, a fin de producir bajas al adversario sin reparar en su propia seguridad y recién resignar su posición después de resistir por tercera vez ataque enemigo, luego de haber agotado su munición y estar su sección prácticamente aniquilada.

· Suboficial Primero (post mortem) Julio Saturnino Castillo, Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nacar, 4ª Sección: condecorado por desempeñarse como Jefe de Grupo de la 4ª Sección de Tiradores, tener reiteradas actitudes de entrega al servicio y valor personal, lealtad y devoción hacia sus subalternos y superiores, antes y durante el combate final, combatiendo con fiereza y dando permanente ejemplo de valor personal. Supo conducir a sus hombres hasta caer abatido por el fuego adversario cuando trataba de salvar a un subordinado que estaba siendo muerto a bayonetazos por el enemigo. Un buque de la Armada Argentina recibió su nombre en su honor.

· Conscripto Clase 1962 Félix Ernesto Aguirre, Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nacar, 4ª Sección: formando parte de la 4ª Sección de Tiradores de la Compañía Nacar del BIM5, combate a distancia cuerpo a cuerpo, soportando una abrumadora superioridad del enemigo y el fuego de la propia artillería sobre su posición, resistiendo dos asaltos británicos. Es herido inicialmente en las piernas y, pese a ello, intenta auxiliar al Subteniente Silva herido mortalmente cerca suyo hasta que, finalmente, es nuevamente herido y muere en su posición de combate. Su conducta constituye un claro ejemplo de soldado y camarada.

Las máximas condecoraciones otorgadas al personal de la Armada Argentina recorren hechos heroicos que van desde aquel 2 de abril en que se recuperaron las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, hasta el mismo 14 de junio en que se estableció el cese de fuego.


Las historias de estos seis guerreros de la Nación no componen hechos aislados, sino que se enmarcan en un sinnúmero de acciones colmadas de valor, entrega y sentido de propósito llevadas a cabo por integrantes de la Armada en el mar o sobrevolando el cielo malvinense, junto a los miles de combatientes de los distintos batallones y fuerzas especiales.

Son muchas y valiosas, cargadas de coraje y amor por la Patria, las páginas gloriosas que dejó a la Armada Argentina el accionar de sus hombres durante la Guerra de Malvinas, junto a integrantes del Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina. También algunos aprendizajes que luego trazaron los lineamientos para nuevas doctrinas y adiestramientos.

Por eso la Armada Argentina agradece, en las historias de estos seis héroes sobresalientes, a todos los Veteranos de Guerra que formaron parte de aquella gesta. Son héroes de la Patria y tendrán por siempre un cálido y privilegiado lugar en nuestra Fuerza.