viernes, 23 de octubre de 2015

DE HÉROES Y TUMBAS, Berazategui


Martín San Miguel logró que se construya el primer cementerio de la Argentina exclusivo para ex combatientes


“Ser un veterano es tener el orgullo de haber hecho algo por la patria y defenderla hasta morir”, afirma Martín San Miguel, un héroe condecorado de la guerra de Malvinas que dedica gran parte de su vida a honrar a sus compañeros de combate, tanto que impulsó y logró la construcción del primer cementerio exclusivo de la Argentina para ex combatientes en su ciudad, Berazategui.

“La idea surgió hace varios años con el fin de que la gente cuando fuera al cementerio a dejarle una rosa a algún pariente pueda también honrar a los héroes, que muchas veces están enterrados en lugares donde nadie sabe que lucharon por su patria y pasan al olvido. Así, con los integrantes de la ‘Agrupación de Veteranos Héroes de Malvinas’ de Berazategui se empezó a trabajar y se logró”, cuenta este ex combatiente que llegó a las Islas el 12 de abril de 1982 como mecánico de helicópteros del batallón de aviación de combate 601.

El sueño de lograr un cementerio exclusivo nació en 2011 cuando los veteranos se dispusieron a redactar el proyecto de ordenanza para que la Municipalidad de Berazategui otorgara una gran parcela del Cementerio Parque municipal exclusivamente para ex combatientes de Malvinas. Finalmente, el 16 de abril de 2014 el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza Nº 5030 que dispone “de un espacio de tierra de manera gratuita en el Cementerio Parque Municipal, para el descanso de los restos de ex combatientes y civiles fallecidos en la Guerra de Malvinas, además de gratuidad en costos de sepelio y/o inhumación”. San Miguel recuerda: “Fue un proceso largo. Pero contamos con la ayuda de los concejales y del propio Intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi. En esta Ciudad, la causa Malvinas supera todas las barreras políticas”.

Berazategui es la primera ciudad de la Argentina en habilitar un espacio exclusivo para que sean sepultados ex combatientes. San Miguel anhela que la iniciativa se replique en el resto del país: “Es una llamita que ojalá encienda un fuego en toda la Argentina porque los veteranos de todos los rincones del país necesitamos un lugar así, donde seamos recordados y puestos a la vista. En muchas partes del mundo existen estos tipos de homenajes”. En el lugar hay una pequeña réplica del cementerio de Darwin, con cruces en homenaje a los seis berazateguenses caídos en combate. También se colocaron placas con los nombres de los veteranos fallecidos una vez finalizada la guerra y una virgen de Luján de 3 metros de alto que fue donada por el artista Fernando Pugliese. El 5 de abril de 2015 fue sepultado el primer veterano que descansa allí, ya que en vida esa fue su voluntad.

En 1983 San Miguel recibió la condecoración de “La nación Argentina al valor en combate” por haber salvado la vida a un piloto de avión que se encontraba en las aguas heladas de las costas de Puerto Argentino. Martín improvisó una soga para sacar a su compañero pero al no poder hacerlo decidió arriesgar su vida colgándose del helicóptero, con el peligro de caer al agua, para rescatar al piloto. Este héroe que no necesita reconocimientos pelea por los de todos los ex combatientes. “Mi corazón siempre va a pedir lo mismo: que los veteranos sean reconocidos y nunca tapados. Todo veterano que fue a Malvinas y volvió trata de que los compañeros tengan el mejor lugar o estén lo mejor posible”, sostiene. Y agrega: “Esta es una forma más de mantener viva la memoria, de luchar contra la invisibilización”.

Para San Miguel, como para tantos otros ex combatientes, la guerra no quedó atrás: “Malvinas vive en nosotros. El congelamiento todavía lo tenemos en nuestro cuerpo, en nuestra piel. La tierra la sentimos en nuestras manos y pies pero fundamentalmente lo que tenemos cada uno de nosotros es un compañero y un amigo que falleció allí. Esa sangre derramada es la que nos mantiene vivos y haciendo todo esto por Malvinas”. Martín habla con el corazón, todo en él es emoción. Pero es una emoción alegre. No pierde esa sonrisa tan característica que tantas veces le ofreció a las Islas Malvinas a pesar de estar en una guerra. Las fotos que lo dibujan de soldado, con tan sólo 19 años soportando el frío del sur, lo muestran tan sonriente como hoy, cuando sigue peleando por el reconocimiento y honor de los veteranos de guerra.

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