lunes, 2 de septiembre de 2013

Hija de un Veterano de Malvinas, dio la nota en el ultimo Grand Slam del año


La ítalo-argentina que deslumbra en el US Open
Camila Giorgi, de 21 años e hija de un veterano de Malvinas, dio la nota en el último Grand Slam del año, al vencer a la ex número uno Caroline Wozniacki. La hija de argentinos, además, se lleva todos los flashes por su belleza. Mirá la galería de imágenes en esta nota




Camila Giorgi tiene 21 años y su carrera como profesional del tenis esté en pleno crecimiento. La italiana hija de argentinos -su padre es un veterano de la Guerra de Malvinas- atrajo todos los flashes el sábado, al dejar en el camino a la ex número uno del mundo, Caroline Wozniacki, en el US Open.

"No es milagro, es trabajo, mucho trabajo", dijo la jovencita tras su victoria ante la danesa y sexta favorita, que la catapultó a los octavos de final del Abierto estadounidense.

Aunque confiesa que es la primera vez que juega "ante tanta gente y en un estadio tan grande, tan histórico", la nacida en Macerata jugó como una veterana para imponerse 4-6, 6-4, 6-3 y sellar su segundo pasaje a cuarta ronda de un Gran Slam.

La italiana regresará a la cancha en busca del pasaje cuartos de final para medirse a su compatriota Roberta Vinci, décima sembrada y número 13 del mundo, una jugadora de estilo totalmente diferente a Wozniacki.

"Va ser un poquito más difícil porque me conoce más, aunque nunca hemos jugado, pero si entrenado alguna vez. Igual es una rival a la que hay que vencer para seguir adelante", expresó.

En cuanto al triunfo del sábado, Giorgi dijo: "Los nervios, la presión de jugar en esta cancha (Arthur Ashe), estaba medio asustada y no me entraban los tiros. Después me metí en el partido y fui ganando confianza al ver que podía jugarle parejo".

Si en la cancha la italoargentina estaba dando un recital a su más avezada rival, en las gradas su padre Sergio Giorgi, veterano de la guerra de la Malvinas, daba otro espectáculo gratis por sus gestos y saltos de alegría cada vez que su retoño marcaba un punto camino a la victoria.

Al terminar el partido, el padre Giorgi casi se lanzó de cabeza gradas abajo para pescar a su hija en medio de las felicitaciones de los aficionados, y lo primero que le dijo fue: "íGrande flaca!".

"A los 5 años le puse una raqueta en las manos para que se entretuviera, y desde entonces la piba no la ha soltado", dijo Sergio en un aparte con la agencia de noticias AFP.

A fin de desarrollar la carrera de su hija, Sergio ha caminado medio mundo y vivido "en un montón de países", siempre buscando nuevas experiencias y nuevos aires.

"Los primeros cinco años de Camila los vivimos en Italia, después estuvimos cuatro años en España, cinco en Francia, tres en Miami y hace un tiempo nos regresamos de vuelta a Italia. Un montón de países", asegura Sergio.


Y mientras el padre pondera las virtudes de su hija, "así como es en la cancha es buena de hija", dice, Camila enfrenta por primera vez a la gran prensa, con la calma de un veterana en estos lances, y una sonrisa tímida ante los elogios.

"No sé, pero creo que no voy a poder dormir esta noche", aseguró, mientras se despedía para planear su siguiente partido del lunes, seguida de su padre, entrenador, asesor y sicológoco empírico, y artífice de una probable estrella.

Pero Camila no solamente atrae por su juego, sino también por su belleza.

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