Fue a las islas y combatió como soldado clase 1962. Al regresar, estudió Medicina y se enroló en el Ejército para estar cerca de los ex compañeros. Ahora es el director del centro de salud de las Fuerzas Armadas para veteranos.
Tras el padecimiento de la guerra y el “segundo desastre” emocional que generó el regreso a una sociedad que actuaba como si le diera la espalda, el soldado clase ’62 Martín Bourdieu estudió Medicina, se especializó en Psiquiatría, tal vez en la búsqueda inconsciente de superar sus propios fantasmas, y luego se enroló en el Ejército.
Todo conducía, invariablemente, a crearse una estructura profesional capaz de brindar ayuda a sus compañeros veteranos en el duro tránsito de la posguerra. “Cuando apareció la vocación supe que con esto podía ayudar a los camaradas, y cómo, bueno, estando donde se supone que los puedo encontrar, que es el marco institucional. Entonces hice la carrera de oficial, que es de un año para profesionales y a partir de ahí empezó mi derrotero por la institución”, explicó.
El capitán Bourdieu fue nombrado director médico del Centro de Salud de las Fuerzas Armadas Veteranos de Malvinas, que fuera anunciado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en enero pasado.
Bourdieu es un caso único en el país. Su condición de ex combatiente y profesional de la salud mental le permitió un abordaje sensible de los principales traumas que afectan a los veteranos, y un vínculo especial en el tratamiento clínico. “Es como una subcultura. Cuando se sientan frente a frente te dicen: ‘No es lo mismo hablar con vos que con otro, porque vos sabés de lo que hablo’”, contó.
Fue conscripto en el Regimiento 3 de Infantería, en Capital, y salió de baja en noviembre de 1981 para estudiar veterinaria. Meses después, fue convocado a la guerra, como miles de jóvenes como él.
“Es muy loco encontrarse con que uno se va de la colimba y vuelve a la vida civil, ya está, hago mi vida y de golpe te encontrás con un bolsón, el portaequipo, caminando en el frío. Así comienza la historia. Y un buen día suena una sirena y todos cuerpo a tierra, hasta que en algún momento realmente empieza el bombardeo, y es impresionante ver cómo el ser humano se adapta rápidamente a situaciones estresantes. Llega un momento en que hacíamos apuestas de dónde caían las bombas. Y vista de afuera, esa situación, me hace acordar a cuándo estudiaba medicina ante un chico apuñalado que tratábamos de salva, y se arma un equipo de resucitación y vos ves que se hacen bromas, se dicen cosas… es una forma de canalizar la tensión”, recordó.
Según explicó Bourdieu, el estrés postraumático es la principal patología derivada de una situación de riesgo, que genera una cadena de nuevas enfermedades, si no es tratado.
Pero no todas las situaciones de riesgo producen el mismo daño. “No hay peor sensación que estar metido en un pozo de zorro con un fusil, recibiendo bombazos, sin saber cómo defenderte. Esa sensación de indefensión es la que produce el daño. Una de las cosas que hemos visto con el tiempo es que justamente, las personas que hemos tenido contacto directo con las posibilidades de defensa tuvimos menos problemas emocionales. En mi caso, bueno, en un momento determinado nos movilizan de donde estábamos, que era la cabecera de playa de Puerto Argentino, hasta Tumbledown, en toda la zona de combate, tres días antes. Toda la posición donde alguno ya se había preparado, no existía. Había que buscar un reparo, por ejemplo, una piedra, y esperar. En un momento ordenan entrar en combate. Toda la compañía se encontró con fuego cruzado, porque bajábamos de una montaña para subir a otra. Tal es así que se da por muerta a toda la compañía. Igual zafamos varios”, relató.
“Gastás todas las municiones, que te dicen que te van a llegar y nunca te llegan, y cuando ya no tenés nada con qué dar, la sensación que queda es de impotencia. En mi caso personal, uno de los traumas más grandes que me dejó la guerra fue el hecho de no poder haber ido a buscar a mis camaradas heridos. Solicité autorización a mi jefe y me cagó a puteadas. Pero a los 19 años te sentís inmortal, volví a pedir autorización y me la negaron dos veces más. Me quedé con una amargura tal y una sensación de impotencia, una doble impotencia, la de haber dado todo y no tener más qué tirar, y la de querer ayudar a tus camaradas y no poder. Son huellas que uno tiene.”
Bourdieu explicó cuán traumática significó la vuelta para los combatientes. “La readaptación social es terrible. Pasás una línea de la que regresar es muy duro. Volvés y observás que acá no pasó nada, la sensación que se percibía era que los únicos que sufrieron eran los camaradas y la familia. Para los demás fue un partido de fútbol. La vivencia es esa. En la jerga se lo conoce como ‘segundo gran desastre’. Y esto hace mucho más daño que la guerra en sí misma. La sensación es que hubiera dado lo mismo si no hubieras hecho nada.”
Bourdieu se enroló a la fuerza que lo mandó a la guerra, como una forma de asegurarse el contacto con los excombatientes, ya que todos los centros de atención, fundamentalmente el Hospital Militar de la Ciudad de Buenos Aires, fueron los destinados a atenderlos. “Hay veteranos que están con cierto resentimiento a la institución, es comprensible. Tiene que ver también con la patología. Si vos tenés un accidente en auto, posiblemente te pueda resultar difícil volver a manejar. No fue mi caso y conozco muchísimos casos en que no. Pero lo que sí ocurre con el 100%, según una pequeña investigación que hicimos, es que se sienten orgullosos de haber servido a la patria”, advirtió.
Nunca regresó a Malvinas. Y tal vez no lo haga en tanto no se resuelva la cuestión de soberanía sobre las islas. Su motivo es similar al de muchos otros que no quisieron volver a pisar ese suelo: “Yo soy argentino y no voy a sacar pasaporte para visitar una provincia de mi país.” <
Una atención especializada
El centro de salud “Veteranos de Malvinas” funcionará, desde el 9 de abril, en el predio de Instituto Geográfico Militar, Cabildo 381.
Además de las dedicadas a la salud mental, se atenderán otras especialidades médicas como cardiología, neumonología, oftalmología, neurología y laboratorio.
En el área mental, trabajarán psiquiatras, psicólogos, terapistas ocupacionales y músicoterapeutas.
Sus instalaciones cuentan con 18 consultorios para atención de esas especialidades.
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