Laura Rodríguez es Vocera de Generación Malvinas del Centro de Veteranos de Guerra y Familiares de Caídos en Malvinas de Punta Alta.
Corría 1982 y el Cabo Primero Maquinista Humberto Rodríguez estaba en la guerra por nuestras Islas Malvinas. Lejos de su San Juan natal, era tripulante del destructor ARA “Piedrabuena”, unidad de la Flota de Mar que se desplegó desde la Base Naval Puerto Belgrano hacia las frías aguas del sur para cumplir con lo que la Patria le demandaba: defender nuestra soberanía.
En tierra había quedado su esposa Mirta, quien cursaba varios meses de embarazo, y sus dos hijos pequeños de 7 y 8 años.
Humberto volvió al continente en junio –como otros tantos combatientes– con cicatrices profundas en el alma que le impidieron poner en palabras sus vivencias de guerra. Recién allí conoció a sus gemelas: Laura y Marina, nacidas el 21 de mayo de ese año. Hasta ese momento lo acercaba a ellas solo el escueto texto de un telegrama: “Parto en salud bien; gemelas”.
El Suboficial Principal Maquinista VGM Humberto Rodríguez luego de 1982, de pase en la Base Naval Ushuaia.
La vida siguió y hace cinco años, el Suboficial Principal VGM (RE) Rodríguez abandonó este mundo, casi cuarenta años después del conflicto. Laura, una de las pequeñas nacidas en el ’82, abrazó desde entonces la causa Malvinas. Convertida en mujer quiso saber más; reconstruir para sí la guerra de la que su padre fue protagonista y generar lazos con quienes lo conocieron, con sus camaradas de a bordo, llenar los espacios vacíos dejados por los silencios profundos de su papá.
La tradicional vigilia de un 2 de abril la acercó, hace media década, al Centro de Veteranos de Guerra y Familiares de Caídos en Malvinas de Punta Alta. Pasada la Guerra, el silencio inicial se transformó en recuerdos de otros Veteranos sobre Humberto; también en reconocimientos y homenajes que se fueron multiplicando en cada ciudad y en cada pueblo argentino, con un hijo de su tierra que había ofrendado la vida por la Patria o que era testimonio viviente de la gesta.
Integrantes de Generación Malvinas participan de ceremonias junto a los Veteranos de Guerra.
Así –mientras calles, escuelas, aulas y plazas pasaron a llamarse como los hombres y mujeres que defendieron la causa Malvinas– en la memoria y el corazón de Laura, como en el de otras tantas esposas, hijos y nietos, germinó la necesidad imperiosa de levantar la misma bandera defendida en el Atlántico Sur, en el cielo y la turba malvinera.
Hoy, Laura es la vocera de Generación Malvinas del Centro y trabaja codo a codo con los Veteranos y con las nuevas generaciones que se acercan para realizar su aporte a una causa de la que no se debe permitir el olvido.
“Nosotros decimos que la guerra no la peleó sólo el Veterano, sino toda la familia en conjunto. Cada miembro de Generación Malvinas carga con una historia y nuestra función es la contención de los Veteranos que están hoy, que tenemos la suerte de tener contacto y de compartir con ellos, y de nosotros mismos, de nuestras familias”, aseguró.
Esposas, hijos y nietos mantienen viva la causa Malvinas.
Generación Malvinas depende de la Secretaría de Hijos con sede en Buenos Aires y cada uno de los grupos que funciona en el país está acompañado por algún Centro de Veteranos. “En un principio decíamos que nuestro objetivo era malvinizar como primera apuesta, pero hoy en día es acompañar a los Veteranos en lo que ellos necesitan”, destacó Laura.
Sus palabras reflejan orgullo y compromiso, contagian un sentimiento de admiración hacia su padre, pero también hacia quienes como él pusieron el cuerpo y el alma en el combate. “Nuestro deber es cuidarlos hoy, concientizar a la sociedad; desgraciadamente aún hay mucha ignorancia. Tenemos que cuidar el tema Malvinas, no solo de ayer sino también el de hoy y el que pretendemos a futuro. Nuestra función es seguir sembrando y cultivando la Gesta Malvinas, hasta la última persona que quede con ganas y con el sentimiento de Argentina”.
El mensaje de estos jóvenes que vivieron como familia de combatientes la dureza de la guerra es contundente: “Tenemos que integrar el tema a la sociedad, informar más. Cada Veterano tiene una historia distinta y su propia visión de lo que pasó, de lo que sintió; y cuando llegue el tiempo de que ellos no estén más físicamente, solo va a quedar lo que nos compartieron, nada más. En un libro de historia no te van a contar lo que ellos sintieron”, explicó Laura Rodríguez.
Actualmente los integrantes de Generación Malvinas colaboran con los integrantes del Centro en la remodelación del Museo Histórico “Gesta de Malvinas”.
Algunos hijos y nietos eligieron mantener viva la llama de Malvinas desde organizaciones; otros desde la intimidad, puertas adentro de sus hogares, a partir del relato de las vivencias que escucharon a sus padres, que recuerdan de sus primeros años y que hicieron propias, que los atravesaron.
Malvinas se convirtió en una causa que se vive día a día, más allá del pasar de los años, más allá de una fecha marcada en el calendario, porque permanece en la memoria, se transmite y se multiplica. Pero además porque es un homenaje a quienes combatieron y siguen resistiendo todos los días.
Las nuevas generaciones alzan su voz –desde el dolor y el orgullo– para grabar con tinta indeleble el recuerdo de su legado, con respeto, honor y la convicción de no claudicar ante una causa justa: “No las hemos de olvidar. Las Malvinas son argentinas”.