Desde la vuelta de la democracia, Argentina sostuvo la apertura del diálogo con Inglaterra por la soberanía de las Islas Malvinas. A pesar de la negación británica a los pedidos de la ONU, Argentina logró el apoyo de muchos países, principalmente sudamericanos, así como también reconoció a los veteranos de guerra y la memoria de los caídos a través de discursos pero también con actos, monumentos, leyes y el recientemente inaugurado primer Museo Nacional de Malvinas.
La travesía de viajar al archipiélago en lancha, impulsada por el colectivo “Resistencia Patriótica”, es una aventura y un hecho inédito, pero además del carácter quijotesco de la expedición, se trata, desde un ámbito que no está relacionado a un organismo político, de una forma simbólica de visibilizar este reclamo por la soberanía.
Esto es evidente en cuanto se repara en que los tripulantes decidieron cumplir todas las normas argentinas de seguridad y navegación, pero deliberadamente no acatan la reglamentación inglesa, desconociéndola como autoridad, aun a sabiendas de que, una vez en Puerto Argentino, serán detenidos y obligados a volver, incluso con la posibilidad de secuestro de la embarcación.
Malvineros
“Esta lancha nosotros la construimos sabiendo que la podíamos perder, que vale la pena perder una lancha con motor fuera de borda a cambio de llegar allá, armar una carpa y esperar a que nos vengan a buscar”, dice entre risas Antonio López, capitán de la tripulación. Sí, se ríe. Porque ya lo vivió en dos ocasiones, en 1989 y en 1992, cuando comandó dos tripulaciones que viajaron en un velero y fueron deportadas sin posibilidad de desembarcar, experiencia de la cual tienen registros que editaron en un documental llamado “Patagón Malabar Veleros en Malvinas” que puede verse en YouTube.
Sin embargo, fiel a sus ideas y su convicción que se niega a reconocer a un país, las Falkland Islands, sino como una usurpación, López volverá a insistir.
En la entrevista con este medio, el marinero recordaba los inicios de la lucha por la soberanía de Malvinas, así como también las decisiones gubernamentales que fueron contraproducentes a la causa, el dolor y el menosprecio causado a los Veteranos y a las familias de los soldados caídos.
Ante estas situaciones, el marinero resume: “de ahí venimos los ‘Malvineros’; de que los veteranos cobraban $150 por mes y vendían bolsas de residuos en los colectivos”.
Hablemos de historia…
En diciembre de 1983, el gobierno de Raúl Alfonsín retomó el reclamo pacífico de soberanía, conforme el mandato de la ONU. Inglaterra responde con la negativa, y dos años más tarde promulga una Constitución que reconoce el derecho a la autodeterminación de los kelpers, la cual es rechazada por Argentina.
“Durante todo el menemismo vivimos la entrega de Malvinas” acota López, en alusión a las acciones llevadas a cabo durante ese periodo, entre las que se destacan la eliminación de las restricciones vigentes que impedían las importaciones de Gran Bretaña y el Pacto de Madrid que restablece las comunicaciones aéreas y marítimas e incentiva los acuerdos comerciales entre ambos países.
En la Reforma de la Constitución del 94 se ratifica el reclamo de la soberanía y la recuperación de las Islas como un “objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
En 1999 se habilita a los argentinos la posibilidad de viajar a Malvinas como turistas, y se establece un vuelo regular con una frecuencia semanal desde Chile, sin embargo, este acuerdo sería quebrantado en 2003, cuando el entonces presidente, Néstor Kirchner, cerró el espacio aéreo nacional para aquellos vuelos con destino a las Islas. Asimismo, canceló el acuerdo de gas y petróleo firmado en 1995, y acusó al gobierno británico de entregar unilateralmente licencias de exploración de hidrocarburos en la zona de conflicto.
En 2004 se realiza un censo a los veteranos de Malvinas, quienes luego serán reconocidos por primera vez por el gobierno nacional con una pensión digna. Algunas provincias también les otorgaron una pensión provincial y una vivienda, como es el caso de Chubut.
En febrero de 2010 Argentina denuncia a Inglaterra ante la ONU, logrando el apoyo de 32 países. Un año más tarde, gracias a la movilización popular y a los “piquetes” en los puertos que tuvo también su episodio en Comodoro, se lograron las primeras iniciativas legales que fueron la antesala de la promulgación de la Ley Gaucho Rivero, apoyada por el Mercosur y la Unasur, que prohibe el arribo a sus puertos de barcos con la bandera de las Falkland Islands.
El diálogo por la soberanía de las Islas Malvinas y del Atlántico Sur que solicita Argentina, no es más que un pedido no-violento a Inglaterra para que restituya el territorio que antes de la usurpación, le pertenecía.
A la fecha esto continúa siendo un tema pendiente en la agenda británica, que demostró que no se despegará tan fácil de la región, ya sea por cuestiones económicas o por orgullo, aun habiendo un pedido de la ONU de por medio. Por tanto, continúa siendo para organismos políticos, gobernantes, centros de veteranos de guerra y miembros de la sociedad civil argentina, una causa justa por la que vale accionar desde todos los ámbitos e instrumentos posibles, e incluso arriesgarse a surcar el mar en una lancha a motor.
La travesía de viajar al archipiélago en lancha, impulsada por el colectivo “Resistencia Patriótica”, es una aventura y un hecho inédito, pero además del carácter quijotesco de la expedición, se trata, desde un ámbito que no está relacionado a un organismo político, de una forma simbólica de visibilizar este reclamo por la soberanía.
Esto es evidente en cuanto se repara en que los tripulantes decidieron cumplir todas las normas argentinas de seguridad y navegación, pero deliberadamente no acatan la reglamentación inglesa, desconociéndola como autoridad, aun a sabiendas de que, una vez en Puerto Argentino, serán detenidos y obligados a volver, incluso con la posibilidad de secuestro de la embarcación.
Malvineros
“Esta lancha nosotros la construimos sabiendo que la podíamos perder, que vale la pena perder una lancha con motor fuera de borda a cambio de llegar allá, armar una carpa y esperar a que nos vengan a buscar”, dice entre risas Antonio López, capitán de la tripulación. Sí, se ríe. Porque ya lo vivió en dos ocasiones, en 1989 y en 1992, cuando comandó dos tripulaciones que viajaron en un velero y fueron deportadas sin posibilidad de desembarcar, experiencia de la cual tienen registros que editaron en un documental llamado “Patagón Malabar Veleros en Malvinas” que puede verse en YouTube.
Sin embargo, fiel a sus ideas y su convicción que se niega a reconocer a un país, las Falkland Islands, sino como una usurpación, López volverá a insistir.
En la entrevista con este medio, el marinero recordaba los inicios de la lucha por la soberanía de Malvinas, así como también las decisiones gubernamentales que fueron contraproducentes a la causa, el dolor y el menosprecio causado a los Veteranos y a las familias de los soldados caídos.
Ante estas situaciones, el marinero resume: “de ahí venimos los ‘Malvineros’; de que los veteranos cobraban $150 por mes y vendían bolsas de residuos en los colectivos”.
Hablemos de historia…
En diciembre de 1983, el gobierno de Raúl Alfonsín retomó el reclamo pacífico de soberanía, conforme el mandato de la ONU. Inglaterra responde con la negativa, y dos años más tarde promulga una Constitución que reconoce el derecho a la autodeterminación de los kelpers, la cual es rechazada por Argentina.
“Durante todo el menemismo vivimos la entrega de Malvinas” acota López, en alusión a las acciones llevadas a cabo durante ese periodo, entre las que se destacan la eliminación de las restricciones vigentes que impedían las importaciones de Gran Bretaña y el Pacto de Madrid que restablece las comunicaciones aéreas y marítimas e incentiva los acuerdos comerciales entre ambos países.
En la Reforma de la Constitución del 94 se ratifica el reclamo de la soberanía y la recuperación de las Islas como un “objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
En 1999 se habilita a los argentinos la posibilidad de viajar a Malvinas como turistas, y se establece un vuelo regular con una frecuencia semanal desde Chile, sin embargo, este acuerdo sería quebrantado en 2003, cuando el entonces presidente, Néstor Kirchner, cerró el espacio aéreo nacional para aquellos vuelos con destino a las Islas. Asimismo, canceló el acuerdo de gas y petróleo firmado en 1995, y acusó al gobierno británico de entregar unilateralmente licencias de exploración de hidrocarburos en la zona de conflicto.
En 2004 se realiza un censo a los veteranos de Malvinas, quienes luego serán reconocidos por primera vez por el gobierno nacional con una pensión digna. Algunas provincias también les otorgaron una pensión provincial y una vivienda, como es el caso de Chubut.
En febrero de 2010 Argentina denuncia a Inglaterra ante la ONU, logrando el apoyo de 32 países. Un año más tarde, gracias a la movilización popular y a los “piquetes” en los puertos que tuvo también su episodio en Comodoro, se lograron las primeras iniciativas legales que fueron la antesala de la promulgación de la Ley Gaucho Rivero, apoyada por el Mercosur y la Unasur, que prohibe el arribo a sus puertos de barcos con la bandera de las Falkland Islands.
El diálogo por la soberanía de las Islas Malvinas y del Atlántico Sur que solicita Argentina, no es más que un pedido no-violento a Inglaterra para que restituya el territorio que antes de la usurpación, le pertenecía.
A la fecha esto continúa siendo un tema pendiente en la agenda británica, que demostró que no se despegará tan fácil de la región, ya sea por cuestiones económicas o por orgullo, aun habiendo un pedido de la ONU de por medio. Por tanto, continúa siendo para organismos políticos, gobernantes, centros de veteranos de guerra y miembros de la sociedad civil argentina, una causa justa por la que vale accionar desde todos los ámbitos e instrumentos posibles, e incluso arriesgarse a surcar el mar en una lancha a motor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario