domingo, 29 de julio de 2012

La hermandad del honor


La espectacular aventura de Guillermo Dellepiane, un piloto que atacó el campamento inglés en Malvinas, tiró bombas sobre Jeremy Moore y al escapar vivió una odisea de película. Un hombre al que los británicos reconocen y los argentinos ignoran
Jorge Fernández Díaz LA NACION



Guillermo Dellepiane. En 1982 tenía 24 años y conducía un avión. Hoy es el director de la Escuela de Guerra Aérea.. Foto: Andrea Knight

Tenía veinticuatro años, volaba a ras del mar y estaba a punto de bombardear un destructor y una fragata misilística.

Le decían Piano porque se llamaba Guillermo Dellepiane, y era alférez en una fuerza que no tenía héroes ni próceres porque jamás había entrado en combate. Se trataba de la primera misión de su vida y acababa de despegar de Río Gallegos. Su padre se había muerto sin poder cumplir el sueño de realizar en el terreno de la realidad lo que a lo largo de toda su carrera había simulado hacer: la guerra del aire.

Tan inquietante como entrar en batalla debe de resultar el hecho de consagrar una vida a un acontecimiento que no ocurrirá. Guerreros de la teoría y el entrenamiento, muchos cazadores se reciben, se desarrollan y se retiran sin haber cazado jamás una presa verdadera. El padre de Piano , cerca de la jubilación, había muerto hacía dos años en un accidente absurdo, cuando se derrumbó un ala del edificio Cóndor. Volando hacia el blanco en un A-4B Skyhawk, el hijo venía a cumplir ahora la escena deseada y urdida por el fantasma de su padre.

Era el 12 de mayo de 1982 y una escuadrilla de ocho aviones argentinos avanzaba en silencio de radio hacia dos barcos británicos. Los cuatro primeros iban adelante y dispararían primero. Los cuatro halcones de atrás, a una distancia prudencial, tendrían una segunda oportunidad o entrarían a rematarlos.

Para Piano , era una misión iniciática, la última lección de un profesional de la guerra: la guerra misma. Hasta entonces todo habían sido aprendizajes y pruebas. Alférez es el primer escalafón de los oficiales, y Dellepiane ni siquiera había experimentado el reabastecimiento en vuelo, una compleja operación que en este caso consistía en acercarse volando a un Hércules, encajar la lanza de la trompa del A-4B en la canasta de combustible y cargar tanques para seguir viaje. Muchos fallaban en ese intento: se ponían nerviosos y no podían meter la lanza. "Mirá si yo no puedo, es una vergüenza", se decía. Estaba más preocupado por ese bochorno que por la muerte. Pero cuando tuvo al Hércules frente a frente no falló, y rápidamente se unió a su jefe, un primer teniente, que ordenó bajar a menos de quince metros de las olas y avanzar a toda máquina. Volaban tan bajo que dejaban estelas en el mar.

Evadiendo misiles

Con el alma en vilo escucharon que, cinco minutos antes de llegar al blanco, los primeros cuatro aviones atacaban. En el horizonte no se veía nada pero Piano se dio cuenta en seguida de que a sus compañeros no les había ido muy bien. En dos minutos supieron que tres aviones habían sido alcanzados por la artillería antiaérea y que habían sido derribados en medio de hongos de fuego y estampidos de agua. El cuarto avión regresaba por las suyas. El sol volvía espléndido un día negro. Negrísimo. Piano vio de repente los buques enemigos. Eran efectivamente dos y les estaban disparando. En ese momento no pensaba en la patria ni en Dios, sólo veía con una cierta incredulidad esa película fantástica y en technicolor. La veía como si él no fuera parte de ella. Era un espectáculo corto y alucinante pero sin ruidos, porque en la cabina no se oía nada. Fueron fracciones de segundos: Piano contuvo el aliento verificando la velocidad y la altura, y en el momento exacto en el que pasaba por encima de uno de los dos barcos, mientras recibía y eludía disparos de todo tipo, apretó el botón y soltó una bomba de mil libras.

Las bombas impactaron en el destructor y le abrieron agujeros horribles y definitivos. Quedó fuera de servicio, pero eso Piano lo supo mucho después porque en ese instante lo único que pudo hacer fue salir rápido de la ratonera evadiendo misiles y huyendo a toda velocidad. Cuando una escuadrilla dispara, los aviones se dispersan y cada uno regresa como puede. El joven alférez se sintió solo unos minutos pero de pronto divisó la nave de su jefe y la alcanzó. No podían hablarse, porque las navegaciones aéreas eran en silencio, pero volaban juntos, como hermanos, a una distancia de doscientos metros uno del otro, con el infierno atrás y el continente adelante. Habían cumplido y volvían con la gloria; era una extraña y grata sensación.

Hasta que de repente un proyectil rasante surgido de la niebla pegó en un alerón del avión del primer teniente. Fue un golpe mortal a velocidad infinita que le hizo dar una vuelta de campana, pegarse contra la superficie del océano y explotar en mil pedazos. Todo en un pestañeo de ojos. Piano lo vio sin poder creerlo pero sin dejar de apretar el acelerador. Descendió todavía más y prácticamente aró el mar con un gusto metálico en la boca. Dependía emocionalmente de su jefe. Había bajado por un momento la guardia, pensando "me va a llevar a casa", pero ahora estaba solo y desesperado. Ahora dependía únicamente de su propia pericia, o de su suerte.

Voló un rato de esa manera, huyendo del diablo, y luego, cuando estuvo seguro de que no lo seguían, avisó al Hércules C-130, que los cazadores le llaman "La Chancha", e inició el ascenso. "La Chancha" puso la canasta y sin perder el pulso el joven alférez empujó la lanza y recargó combustible. Después voló el último tramo casi a ciegas: el mar había formado una gruesa capa de salitre en el parabrisas del avión.

El salitre de la desolación le nublaba a Piano los ojos. Lo más duro era entrar en la habitación de un compañero muerto, juntar su ropa, hacer su valija y dejarla en el vestíbulo del hotel donde pernoctaba su escuadrón. Ese ritual lo esperaba en Río Gallegos al final de aquel día en el que finalmente había tenido su bautismo de fuego en el Atlántico Sur. Los dioses, como decía la vieja sentencia griega, castigan a los hombres cumpliéndoles los sueños.

En los años sucesivos sólo recordaría esa primera misión. Y la última. En el medio únicamente quedaban vuelos de reconocimiento, incursiones en la zona del Fitz Roy, nervios terribles y más caídos y duelos. También el ánimo de los mecánicos, que siempre despedían a los pilotos de combate con banderas y aclamaciones, y el regreso de la base al hotel que, con éxito o sin éxito, con muertos o sin ellos, hacían en un jeep o en una camioneta Ford F100 cantando canciones contra los ingleses.

No tenían, por supuesto, la menor idea de cómo iba la guerra. Y cuando los trasladaron a San Julián sufrieron cierta tristeza: ocuparon una hostería y anduvieron por esa pequeña ciudad en estado de alerta total.

No eran muy supersticiosos, pero tenían cábalas y de hecho no se sacaban fotos entre ellos porque creían instintivamente que eternizarse en esas imágenes significaba un pasaje directo hacia la desgracia.

Nada pensaron, sin embargo, de aquella misión en día 13: estaba nublado y frío, y a Piano y a sus compañeros les ordenaron partir hacia las islas. Decían que los ingleses habían desembarcado y que se luchaba cuerpo a cuerpo en tierra. Los A-4B llevaban bombas, cohetes y cañones. Piano estaba, como siempre, ansioso. Aunque esa ansiedad solía terminarse cuando lo ataban en la cabina y había que salir al ruedo. Los nervios entonces desaparecían, como el torero que siente un nudo en el estómago hasta que baja a la arena y enfrenta con su capote al toro.

Pero el despegue no fue tan fácil. Se rompieron unos caños de líquido hidráulico y hubo que buscar a mil quinientos metros un avión gemelo. Al alférez lo desesperaba que su escuadrilla partiera sin él, de manera que se subió al otro A-4B y empezó el rodaje sin cargar el sistema Omega, que permitía coordinar y volar con precisión. Piano no quería quedarse en San Julián, y como los suyos ya se habían marchado llamó al jefe de la segunda escuadrilla y le pidió permiso para plegarse a su grupo. Le dieron el visto bueno y despegó sin tener bien configurado el avión. Ascendió y buscó entre las nubes el rumbo, y encontró en un momento al Hércules, que llevaba doce hombres y tenía la orden de no entrar en la zona de la batalla ni quedar al alcance de los misiles enemigos por ningún motivo.

Cargó combustible y siguió a su guía por el norte de las islas Malvinas, luego tomó dirección Este a vuelo rasante y hacia el Sur bajo chaparrones. Y se sorprendió al escuchar que el operador de radar de las islas preguntó si había aviones en vuelo. El jefe de la formación le respondió con un pedido, que les proporcionaran las posiciones de las patrullas de Sea Harriers.

Cuando llegó el informe verbal los pilotos argentinos sintieron un escalofrío. Había cuatro patrullas en el aire y una quinta al norte del estrecho de San Carlos. El cielo estaba infestado de aviones ingleses. Era una trampa mortal, y la lógica indicaba regresar de inmediato al continente.

Pero ya estaban a cinco minutos del objetivo y el día se había despejado, y entonces el guía tomó la resolución de seguir. Después descubrirían que estaban atacando un enorme vivac armado por los ingleses en Monte Dos Hermanas. Más de dos manzanas con carpas, containers y helicópteros, un campamento desde donde dirigía la guerra el general Jeremy Moore.

Todo ocurría en el término de minutos. Los A-4B iban a ochocientos kilómetros por hora y a veinte metros de distancia entre unos y otros. Los pilotos temían que una fragata misilística les cortara el paso antes de llegar al blanco. No llevaban armamento para atacar un buque; las bombas tenían espoletas para objetivos terrestres. Por la gran movilización de helicópteros de esa zona los generales de Puerto Argentino habían conjeturado que allí podía estar el mismísimo centro de operaciones de los británicos. Y no se equivocaban.

Las cartas de vuelo decían que el ataque debía hacerse a las 12.15. Y faltaban dos minutos. Los cazadores pasaron por encima de la bahía San Luis y el operador del radar de Malvinas les advirtió que los Harriers los habían detectado y que ya convergían sobre ellos. Cuando faltaban un minuto y veinte segundos la escuadrilla casi despeinó a un soldado inglés que subía una loma. Ahora los aviones, en la corrida final, volaban pegados al suelo. Más allá de la elevación apareció el campamento. Y Jeremy Moore evacuó su carpa un minuto antes de que le cayeran los obuses.

Dellepiane lanzó sus tres bombas de 250 kilos, provocó destrozos, y percibió que les tiraban con todo lo que tenían. Desde misiles y artillería antiaérea hasta con armas de mano. Era un festival de fuegos artificiales. Y casi todos los pilotos se desprendieron de los tanques de reserva y de los portamisiles e hicieron una curva para regresar por el Norte, cada uno librado a su inteligencia.

Piano voló haciendo maniobras de elusión y acrobacias, y sintió impactos en el fuselaje. Era otra vez un espectáculo increíble y aterrador. A la altura de Monte Kent se topó con un helicóptero Sea King en pleno vuelo y le disparó. Salieron dos proyectiles y se le trabó el cañón, pero una bala pegó en las palas y obligó al piloto inglés a un aterrizaje de emergencia.

Enseguida, por la izquierda, vio que pasaban dos bolas de fuego que iban directamente hacia el avión de su teniente, así que le gritó por la radio "Cierre por derecha" y siguió virando hasta ver que los misiles pasaban de largo y se perdían. Más adelante se topó con otro Sea King y volvió a intentar dispararle, pero también fue en vano: el cañón no se destrababa. Así que en el último instante levantó el Skyhawk y pasó a centímetros de las aspas del helicóptero para evitar que el piloto de casco verde lo liquidara con su gatillo.

Fue más o menos en ese instante cuando se dio cuenta de que estaba sucediendo algo inesperado: se estaba quedando sin combustible. Un proyectil le había perforado el tanque, y tenía sólo 2000 libras. Precisaba más del doble para alcanzar la posición de "La Chancha". Pero no pensaba en ese momento crucial en llegar a ningún lado sino en escapar del acoso de los Harriers. Se desprendió entonces de los portamisiles y siguió volando un trecho pidiéndole al radar de Malvinas que le dijera, sin tecnicismos y con precisión, dónde estaban sus verdugos. Los Harriers volaban a una distancia considerable, así que ya sobre el norte del estrecho San Carlos dudó sobre si debía eyectarse en la isla o tratar de llegar al Hércules. Sus maestros, en las lecciones teóricas, le habían recomendado siempre que en una situación semejante intentara regresar. Eyectarse significaba perder el avión y caer prisionero. Cruzar significaba enfrentar el riesgo de no lograrlo y terminar en el mar. Si caía no podría sobrevivir más de quince minutos en las aguas heladas, y no había posibilidades operativas de que ninguna nave pudiera rescatarlo a tiempo.

Sus compañeros, por radio, trataban de darle consejos y sacarlo del dilema. Pero su jefe tronó: "Déjenlo a Piano que decida". Y entonces Piano decidió. Salió a alta mar, se puso en la frecuencia del Hércules y comenzó a conversar con el piloto que lo comandaba. Dos hombres hicieron ese día caso omiso a las órdenes de los altos mandos: el piloto de "La Chancha" salió de su posición de protección, entró en la zona de peligro y avanzó a toda máquina al encuentro del A-4B de Piano , y un oficial de San Julián tuvo un arrebato, se subió a un helicóptero y se metió doscientas millas en el mar a buscarlo, un vuelo completamente irregular y arriesgado que no ayudaba pero que mostró el coraje suicida del piloto y la desesperación con que se seguía en tierra la suerte de aquel cazador herido de combustible que intentaba volver a casa.

El alférez escuchó "Vamos a buscarte" y trató de mantener el optimismo, pero el liquidómetro le indicaba a cada rato que no conseguiría salir vivo de aquel último viaje. "¿A qué distancia están?" -preguntaba cada tres minutos-. "¿A qué distancia están?" La radio se llenaba de voces: "Dale, pendejo, con fe, con fe que llegás". El alférez sacaba cuentas sobre la cantidad de combustible, que se extinguía dramáticamente, y pronosticaba que se vendría abajo. Y sus oyentes redoblaban los gritos de aliento: "¡Tranquilo, pibe, con eso te alcanza y sobra!" Sabía que le estaban mintiendo. Cuando llegó a 200 libras se dio por perdido. De un momento a otro el motor se plantaría y se iría directamente al mar. Comida para peces. Cuando llegó a 150 libras recordó que eso equivalía, más o menos, a dos minutos de vuelo. "¡No me abandonen!" -los puteó, porque había silencio en la línea-. De repente el piloto del Hércules C-130 creyó verlo, pero era un compañero. Piano pasó de la euforia a la depresión en quince segundos.

No rezaba en esas instancias, sólo le venían relámpagos del recuerdo de su padre. El fantasma estaba dentro de aquella cabina, metido en sus auriculares. "Dame una mano, viejo", le pedía guturalmente, con las cuerdas vocales y con los ventrículos del corazón.

El liquidómetro marcó entonces cero, y de pronto Piano escuchó que lo habían divisado y vio por fin a "La Chancha". La vio cruzando el cielo, hacia la derecha y bien abajo. Le pidió al piloto que se pusiera en posición y se largó en picada sin forzar los motores, planeando hacia la canasta salvadora. Cuando la tuvo enfrente le dio máxima potencia con una lágrima de combustible en el tanque y al ponerse a tiro pulsó el freno de vuelo y metió la lanza. Todos atronaban de alegría en la radio y se abrazaban en tierra. Piano también gritaba, pero quería abastecerse rápido, retomar el control y regresar a San Julián por su propia cuenta. Pronto descubrieron que eso no era posible. Todo el combustible que entraba, pasaba al tanque y caía por el orificio. "Quedate enganchado", le dijo el piloto del Hércules. No tenían alternativa. Volaron así acoplados el resto del camino, perdiendo combustible y con el riesgo de una explosión o de no llegar a tiempo.

Fue otra carrera dramática hasta que vieron el golfo y luego la base. Entonces el A-4B se desprendió y chorreando líquido letal buscó la pista. Piano intentó bajar el tren de aterrizaje pero la rueda de nariz se resistía. Estaba todo el personal de la base de San Julián esperando, y él dando vueltas, dejando estelas de combustible de avión y tratando de lograr que esa maldita rueda bajara. Finalmente bajó, y el alférez aterrizó, se desató rápido, se quitó el casco, saltó al asfalto y se alejó corriendo del enorme lago de combustible que se formaba a los pies del A-4B.

Medalla al valor

Hubo fiesta hasta tarde y felicidad desenfrenada en San Julián. Como Piano se consideraba vivo de milagro se tomó muchas copas y tuvieron que acompañarlo hasta su habitación: se durmió con una sonrisa y se despertó muy tarde. Era el 14 de junio de 1982 y sus compañeros le informaron que la Argentina se había rendido.

Gracias a una licencia providencial, dos días después ya estaba en Buenos Aires. La ciudad permanecía hundida en la ira y en la depresión. Y también en la indiferencia. Cualquiera que se cruzaba con Piano se le acercaba con precaución y al rato le pedía que contara todo lo que había vivido. Pero Piano no tenía ganas de contar nada. Durante años soñó con aquellas piruetas mortales, aquellos vuelos rasantes, aquellas muertes: insomnio pertinaz y espectros atemorizantes que lo perseguían como Sea Harriers impiadosos.

Le dieron la Medalla al Valor en Combate, y se mantuvo dentro de la Fuerza Aérea haciendo una callada carrera con foja intachable y mucha capacitación profesional. Hace dos años fue enviado como agregado aeronáutico a Londres. Los ingleses lo recibieron como un gran guerrero. En la misma tradición de Wellington y de Napoleón, los ejércitos europeos aún practican el honor para sus antiguos y respetables enemigos.

Las aspas atravesadas del Sea King que había derribado Piano en Monte Kent están en el Museo de la Royal Navy, y el helicopterista que conducía aquel día está vivo pero retirado. Piano consiguió su teléfono y conversó afectuosamente con él. "Me alegra no haberlo matado", se dijo.

Los veteranos ingleses que lucharon en el Atlántico Sur tienen un enorme respeto por los aviadores argentinos. Y sienten nostalgias por aquellos tiempos: "Fue la última guerra convencional -dicen-. Unos frente a los otros por un territorio concreto. Hoy todo se hace a distancia, metidos en terrenos sin fronteras definidas y por causas borrosas, con terrorismos atomizados y combatientes religiosos eternos. Con esos enemigos al final no podemos juntarnos a tomar una cerveza".

Aquel alférez, convertido en comodoro, fue invitado una tarde a entregar un premio en la escuela de aviación de la RAF. Por la noche, los pilotos de guerra recién recibidos y sus señores oficiales cenaban en un salón majestuoso de mesas larguísimas. Piano ocupó un lugar privilegiado, y el director de la escuela pidió silencio y habló del piloto argentino. Se sabía su currículum bélico de memoria y en su discurso mostraba el orgullo de tener esa noche a un hombre que había luchado de verdad contra ellos.

El jueves pasado Guillermo Dellepiane asumió como director de la Escuela de Guerra Aérea en Buenos Aires. Ocupa un despacho en el Edificio Cóndor, donde murió su padre. Piano es ahora un cincuentón bajo y gordito. Se le cayó el pelo, es sumamente cordial y tiene un pensamiento moderno, y por supuesto en la calle nadie lo reconoce. Nadie sabe que forma parte de la hermandad del honor, y que es un héroe imborrable de una guerra maldita. .
© LA NACION

miércoles, 25 de julio de 2012

Denunciaron que militares británicos lanzaron misiles en las Malvinas

Así lo informa un Aviso a los Navegantes originado en el Servicio de Hidrografía Naval del Ministerio de Defensa de la Nación para alertar a los navíos que se encuentran en la zona.

Foto: nuestromar.org

El Servicio de Hidrografía Naval del Ministerio de Defensa de la Nación detectó ejercicios con misiles en aguas del Océano Atlántico, cerca de las Islas Malvinas.

El pasado 12 de julio, este Servicio emitió el aviso alertando a los navegantes sobre un ejercicio de lanzamiento de misiles entre los días 16 y 27 de julio en esa zona del sur.
De todos modos, hasta el momento no se ha conocido ninguna nota de protesta cursada desde el Gobierno argentino al gobierno británico, informó el sitio Nuestromar.org.ar de una fundación integrada por marinos retirados.

miércoles, 18 de julio de 2012

CRONOGRAMA DE PAGOS DE ANSES

3. Beneficiarios del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) cuyos haberes superen la suma mensual de pesos UN MIL NOVECIENTOS CATORCE ($1.914.-)
Grupo de PagoDocumentos terminados enInicio de Pago
160 y 124-07-2012
172 y 325-07-2012
184 y 526-07-2012
196 y 727-07-2012
208 y 930-07-2012

Bautizaron una biblioteca fueguina con el nombre de un héroe de la Armada



La Escuela Provincial Antártida Argentina de Río Grande puso el nombre de un veterano de Malvinas a su biblioteca.




Río Grande- La Escuela Provincial Antártida Argentina impuso el nombre del veterano de guerra de Malvinas Alejandro Julio Novais a su biblioteca durante el acto por el 9 de julio, en una iniciativa conjunta entre los alumnos del establecimiento y el Centro de Veteranos Malvinas Argentinas.

Alejandro Novais, de especialidad furriel, perteneció a la Armada Argentina y durante la gesta de Malvinas fue tripulante del transporte ARA “Cabo de Hornos”. En el ámbito civil se formó como enfermero y gasista matriculado, demostrando con ello sus ansias de superación personal y profesional. Casado con Mabel tuvo 4 hijos y dos nietos y eligió Río Grande como su lugar de residencia.

Su esposa y dos de sus hijos participaron del acto siendo ellos quienes descubrieron la placa que posará en la entrada de la biblioteca del colegio. Acompañaron a la familia veteranos de guerra de Río Grande, amigos, docentes y alumnos de la escuela. Por parte de la Armada estuvieron presentes el comandante de la Fuerza de Infantería de Marina Austral, capitán de navío Luis María Ferrari, y el suboficial encargado de la FAIA, suboficial mayor VGM Carlos Sinni.

Durante el acto, Alejandro –uno de los hijos de Novais– expresó unas sentidas palabras donde agradeció esta iniciativa y exhortó a no olvidar la gesta de Malvinas. Finalizada la ceremonia las autoridades del colegio invitaron a los presentes a recorrer las instalaciones de la biblioteca donde una fotografía de Novais uniformado tendrá un lugar privilegiado.

martes, 10 de julio de 2012

Un 9 de Julio con todos los Veteranos de Bahia Blanca










Este 9 de Julio de 2012 los Veteranos de Guerra de Malvinas, se hicieron presentes en este desfile, como todos los años, esto es una llama encendida que cada ciudadano lleva en su corazon mas alla de toda razon. Con esta presencia hace que la gente se vuelque a las calles con solo hecho de saber que hay VETERANOS QUE TODAVIA NO SE RINDEN.....NO ESTAMOS RENDIDOS, ES MAS VOLVEREMOS ! QUE VIVA LA PATRIA!

lunes, 9 de julio de 2012

DIA DE LA INDEPENCIA NACIONAL 2012









                                                          VIVA LA PATRIA


Cronología del 9 de Julio


En 1810, América del Sur estaba dividida en dos bandos: los revolucionarios y, por otro lado, los leales al Consejo de Regencia, llamados “realistas”. Los revolucionarios buscaban más autonomía dentro del sistema colonial hasta que volviera el rey y muy pocos se inclinaban por la independencia al principio. Por eso las juntas se hicieron en nombre de Fernando VII, el rey preso.



Sin embargo, cuando los revolucionarios intentaron sumar a los realistas a su determinación, comenzaron las guerras entre ambos mandos, cuyo resultado sería la independencia de los dominios coloniales en América. España no intervino porque se encontraba ocupada por los franceses y luchando por su propia independencia. La guerra no tuvo un mando único, cada gobierno americano siguió sus propias decisiones.

En el Río de la Plata, la Banda Oriental –lo que hoy es Uruguay- y el Litoral empezaron a defender su autonomía y a desafiar la postura centralista de Buenos Aires. Es por ello que, en la Asamblea de 1813, otro importante antecedente de la independencia, los representantes orientales no fueron aceptados cuando se convocó a un congreso para organizar al Río de la Plata. En la Asamblea, la mayoría revolucionaria era partidaria de declarar la independencia. Sin embargo, no se animaron a dar ese paso, a causa de los acontecimientos que se daban en Europa.

En efecto, en 1814, el rey Fernando VII fue liberado justo después de que Rusia, Austria, Prusia, Suecia, Portugal, España y Gran Bretaña formaran una gran alianza que derrotó a Napoleón. Así, las monarquías absolutistas resultaron grandes ganadores y declararon que cualquier gobierno surgido de una revolución era ilegítimo.

Sin embargo, ya desde 1813 los revolucionarios estaban bien encaminados: Bolívar reconquistó Caracas e instaló la segunda república venezolana; los revolucionarios del Río de la Plata triunfaron en la batalla de Salta sobre los realistas. Y San Martín ya estaba formando el Ejército de los Andes, con el objetivo de liberar los territorios de Chile y Perú.

Por su parte, el enfrentamiento entre Buenos Aires y los seguidores de Artigas, máximo líder de la Banda Oriental, se agudizó: el Litoral y la Banda Oriental formaron la “Liga de los Pueblos Libres” y se separaron del resto de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por su parte, Paraguay, que había dejado de ser realista, se desvinculó completamente del resto y se mantuvo aislada.

A fines de 1815, la situación de los revolucionarios era desesperada. Venezuela y Colombia fueron reconquistadas por los realistas. Sólo el Río de la Plata seguía en pie, amenazado desde Chile y el Alto Perú. A nivel internacional, la situación era preocupante: Austria, Rusia y Prusia habían formado la Santa Alianza para defender a los absolutismos y apoyaban a Fernando VII en su búsqueda de recuperar su imperio.

En medio de esa gran emergencia, en 1816 las Provincias Unidas decidieron convocar a un nuevo congreso, que se reunió en Tucumán para decidir qué hacer. Todas las provincias de la Liga de los Pueblos Libres (Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe) no lograron participar del encuentro, ya que sus representantes fueron aprisionados por el Directorio unitario instalado en Buenos Aires. Una sola provincia de ideas federalistas pudo hacer llegar a sus representantes: Córdoba. Los territorios de la Patagonia, Comahue y el Gran Chaco se encontraban bajo el dominio de los llamados pueblos originarios. El Congreso se inició el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados, en una casa en San Miguel de Tucumán, alquilada a Francisca Bazán de Laguna, hoy Monumento Histórico Nacional.

Cabe destacar que, pese a una hegemonía de representantes de todas las provincias partidarias del centralismo porteño, el Congreso expresó en gran parte intenciones federales mantenidas por José de San Martín, Manuel Belgrano y Bernardo de Monteagudo. Luego de acaloradas discusiones, el Congreso del 9 de julio de 1816 proclamó la declaración de independencia argentina respecto de España y de toda otra dominación extranjera.

sábado, 7 de julio de 2012

Osella participó de encuentro de ex combatientes de las Islas Malvinas





42º CONGRESO PROVINCIAL

Osella participó de encuentro de ex combatientes de las Islas Malvinas


El Intendente Francisco Ignacio Osella dio la bienvenida a ex soldados combatientes de Malvinas de toda la Provincia de Corrientes que deliberaron este sábado en nuestra ciudad. Reivindico la Gesta de Malvinas y anuncio que el 2 de abril de 2013 “vamos a hacer un reconocimiento del pueblo de Goya a los ex combatientes de toda la Provincia”.
Con la participación de cerca de un centenar de ex combatientes en Malvinas y familiares, se realizó este sábado, en el club AMAD de Goya, el 42º Congreso Provincial de la Coordinadora de Centros de Ex Soldados Combatientes en Malvinas.
La entidad que nuclea a 27 Centros de toda la Provincia, analizó distintos temas, entre ellos, los referidos a salud, cobertura social, viviendas y la problemática actual que viven aquellos que defendieron la soberanía argentina en el archipiélago austral.

El Intendente Francisco Ignacio Osella, en nombre del pueblo de Goya les dio la bienvenida. “Yo estuve el 30 de marzo de 1.982, tratando de llegar a la Plaza de Mayo, en la jornada de protesta de la CGT contra el Gobierno Militar”, recordó el jefe comunal y agregó “también estuve el 2 de abril en la Plaza, porque era una reivindicación de aquello por lo que siempre habíamos luchado desde la política, desde las distintas organizaciones”.

“Malvinas era nuestra y no podíamos dejar de apoyar. Por supuesto, después paso todo lo que pasó y no se dio el reconocimiento que deberían haber tenido en ese momento los ex combatientes”, remarcó el Intendente Osella.

El acto de apertura del 42º Congreso Provincial contó con la presencia del Coordinador general José Galván, el presidente del Centro de ex Combatientes de Malvinas de Goya, Roque Claudio Zabala, así como también de presidentes y referentes de los 27 Centros que forman parte de la entidad que los representa a nivel provincial.

Invitados por el Centro de Ex Combatientes de Goya también participaron del encuentro que fue declarado de “Interés Municipal”, a través de la Resolución Nº 1295, el Intendente Ignacio Osella, el Vice Intendente Gerardo Bassi, el titular de la Agencia local del PAMI, José Ojeda, el Director de Transporte de la Provincia, Darío Ortiz, el Director de Prensa, José Luis Paleari, entre otros.

PRESIDENTE EX COMBATIENTES GOYA

En su calidad de anfitrión y como presidente de ex soldados combatientes de Goya, Roque Claudio Zabala, tuvo sentidas palabras para el veterano de guerra de Mercedes, Rolando Antonio Giménez, recientemente fallecido. Para nosotros es una congoja muy grande su la partida”, expresó Zabala.

Agradeció también “profundamente a todos los presentes que estén con nosotros, que nos acompañen, que sigan manteniendo viva la llama Malvinera. Para nosotros la heroica gesta del 82 no muere nunca, al contrario sigue mas viva que nunca. Siempre decimo que luchamos ayer por la patria, hoy por la vida. Gracias y que tengamos una feliz jornada”.

Por su parte, el Intendente Osella, al hacer uso de la palabra anunció que “el acto provincial del 2 de abril de 2013, ya está confirmado que se hará en Goya y vamos a hacer un reconocimiento del pueblo de Goya a los ex combatientes de toda la provincia. Esto es muy importante que para que nuestro pueblo sepa que fue la Gesta de Malvinas y quienes fueron sus protagonistas correntinos”, remarcó Osella.

También el Vice Intendente Gerardo Bassi y el titular de la Agencia Goya del PAMI, José Ojeda, al hablar en el acto, se manifestaron “emocionados, y orgullosos de ustedes por haber combatido con tanta valentía y por todo lo que dieron en Malvinas. La Gesta de Malvinas es el reconocimiento cotidiano, es la lucha cotidiana, que tenemos con los ex combatientes y sus familiares aportando lo mejor de cada uno”.

jueves, 5 de julio de 2012

Argentina quiere seguir ejemplo de unificación china en Malvinas


Desde Pekín, Argentina quiere seguir el camino que trazó China en 1999 cuando recuperó la isla de Hong Kong, invadida por Reino Unido en 1838, para conseguir hacer lo mismo con las Malvinas, según afirmó ayer el ministro de Defensa argentino, Arturo Puricelli, de visita en el país asiático.






El ministro de Defensa argentino, Arturo Puricelli, sostuvo que a Malvinas es aplicable lo que se aplicó en Hong Kong.

“La invasión de las Malvinas por parte de Reino Unido se produjo en 1833, la de Hong Kong en 1838, cinco años después, y China pudo recuperar Hong Kong en 1999 mediante vía diplomática. Nosotros queremos seguir ese camino para recuperar nuestras Malvinas”, señaló Purecilli en Pekín.

El ministro, que se encuentra en el país asiático para impulsar la cooperación entre ambos países en materia de defensa, agradeció a su homólogo chino, Liang Guanglie, y al vicepresidente de la Comisión Militar Central de China, Guo Boxiong, el apoyo dado a Argentina en la causa de las Malvinas.

“Esperamos que nos sigan acompañando diplomáticamente como lo vienen haciendo hasta ahora”, manifestó Puricelli, quien trasladó sus expectativas de que la cooperación e integración en defensa de ambos países fructifique con el tiempo y posibilite que Argentina adquiera tecnología que le proporcione autonomía en su sistema de defensa.

El político argentino estableció diversas similitudes por las que, en su opinión, existe un buen entendimiento entre Pekín y Buenos Aires: la “necesidad” de garantizar a las naciones la integridad territorial y ser países “pacíficos” que “nunca” invadieron a nadie.

miércoles, 4 de julio de 2012

Malvinas, a 30 años de la guerra





La Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires cuenta con un amplio Programa de Divulgación Universitaria, dependiente de la Secretaría de Relaciones Institucionales de esta casa de estudios.
El espacio, denominado “UNICEN Divulga”, está orientado entre otras actividades, a la publicación de artículos de divulgación producidos por docentes, investigadores, graduados y no docentes de la universidad, como también, por destacados invitados especiales. Se trata de dossiers que abordan variadas temáticas, editados en la página web institucional, y compilados en una publicación digital anual.
Dado que este año 2012 es sumamente significativo para tratar el tema de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, al cumplirse 30 años del conflicto bélico, “UNICEN Divulga” convocó a tres destacados investigadores para una producción especial de artículos de reflexión con motivo del “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas”, conmemorado el 2 de abril. Los especialistas que participaron son Mario Rapoport de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Carlos Giordano Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y Oscar Mastropierro de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN). Completa el dossier la “Declaración de Ushuaia”, documento elaborado por una comisión bicameral y ratificado por el Congreso de la Nación.
Más allá de que el informe completo de esta edición de “UNICEN Divulga” se puede leer en la página institucional de la Universidad, (http://www.unicen.edu.ar/node/7905) destacar ciertos párrafos de los respectivos artículos permite una síntesis para visualizar opiniones variadas acerca de la guerra de Malvinas, en perspectiva.

Aclaraciones necesarias
El Mag. en Relaciones Internacionales Oscar Mastropierro, en su análisis titulado “Islas Malvinas: 1979 años de usurpación. Aclaraciones Necesarias”, hace especial hincapié en la necesidad de esclarecer confusiones habituales en cuanto a conmemoraciones y términos utilizados, a veces erróneamente, en notas periodísticas, conferencias y opiniones públicas.
Al respecto Mastropierro explica que, “Una confusión habitual está referida a las fechas. Es necesario aclarar que el 2 de abril es el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas, debido a que en 1982 se produjo la recuperación, aunque por 74 días, de las Islas Malvinas. El 10 de junio es el Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Sector Antártico. El motivo se debe a que en 1829, una figura muy emparentada con Tandil, el Brigadier General Martín Rodríguez, siendo gobernador interino de la provincia de Buenos Aires, creó la “Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las Adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico”, designando como gobernador a don Louis Vernet. Días después, el 14 de junio, ocurre la caída de Puerto Argentino de 1982. Al respecto dice en otro párrafo que, “ es decir que el 10 y el 14 de junio son dos fechas que no deben ser confundidas a pesar de su cercanía. En mi opinión personal -aclara Mastropierro- el conflicto armado no terminó el 14 de junio, ya que no fue la última acción militar británica. El 20 de junio de 1982, fecha completamente ignorada, un buque de guerra británico, desalojó por la fuerza a los 10 científicos civiles argentinos que se encontraban en las Islas Sandwich del Sur, en la estación científica Corbeta Uruguay, cumpliendo tareas específicas de estudios sobre el clima, el medio ambiente, fauna y flora marina antártica, etc.”
El trabajo de Mastropierro para el informe de UNICEN Divulga es de precisa rigurosidad y abarca aspectos variados en cuanto a terminologías erróneamente utilizadas.
En otro tramo de su artículo aclara que “Si bien se pueden mencionar diferentes hechos ocurridos en las islas en la etapa colonial entre españoles, franceses e ingleses, el conflicto por las Islas Malvinas entre la Argentina y el Reino Unido no comenzó hace 30 años, es decir, el 2 de abril de 1982. El conflicto comenzó realmente el 3 de enero de 1833 cuando una nave de guerra británica, la corbeta Clío, atacó Puerto Soledad, pequeño poblado habitado por argentinos bajo el mando de Vernet y que fueron desalojados por la fuerza. Allí está la raíz del problema. Allí está la verdadera usurpación. Allí comienza la ocupación ilegal de las islas y la llegada de una población implantada, llevada de diferentes lugares del imperio británico. Extranjeros introducidos ilegalmente en territorio argentino y que 179 años después se consideran dueños de esas tierras”.
Por otra parte agrega que “No hubo invasión el 2 de abril de 1982 por parte de la Argentina. Nuestro país recuperó un territorio que le fuera arrebatado 149 años antes” y concluye “Sí considero que la Argentina equivocó el método utilizado. No se puede aceptar la guerra bajo ningún punto de vista.”
El artículo completo del Mag. Oscar Mastropierro se puede leer en el apartado http://www.unicen.edu.ar/content/islas-malvinas-179-a%C3%B1os-de-usurpaci%C3%B3n-aclaraciones-necesarias del sitio web institucional de la UNICEN.


De la aventura militar a la resolución pacífica de una causa justa

El economista y doctor en Historia, Mario Rapoport (UBA) analiza en su artículo el escenario político interno e internacional en que se llevó a cabo la guerra. Asimismo hace referencia a ciertos factores que agudizaron las controversias en la cúpula del poder militar argentino como en la sociedad en su conjunto.

Al inicio de su trabajo Rapoport explica, “El 2 de abril de 1982, como un signo de la agudización de las contradicciones internas en la sociedad argentina, en el propio régimen dictatorial y en la posición internacional del país, y pocos días después que manifestaciones de protesta obrera y popular hubieran sido reprimidas en los aledaños de la Plaza de Mayo, se producía la recuperación por las FFAA argentinas de las Islas Malvinas”. Y agrega en otro párrafo, luego de referirse a la posterior declaración de guerra británica que llevó a primer plano tanto interno como externo, el conflicto Norte-Sur, que, “Sin duda, la cúpula dictatorial, encabezada por Galtieri, buscó ganar consenso popular para el régimen y para su propia hegemonía dentro del mismo apelando a una causa de reivindicación nacional frente al imperialismo británico, cara a las mayorías populares”.
Por otra parte tratando de analizar la génesis política del conflicto agrega, en otro apartado que, “La explicación más probable es que la corriente que dirigía la dictadura e impulsó la recuperación de las Malvinas, haya tenido esa iniciativa para detener la crisis en la que el país se hallaba sumido y resolver las contradicciones que surgían de su posición internacional, obligando a Londres a una salida negociada y reposicionando al Estado argentino en la disputada área del Atlántico Sur.”
Detallista en su visión del Conflicto de Malvinas, Rapoport no sólo traza un panorama sobre el modo en que se definieron las alianzas en el plano internacional, sino que también destaca la ineptitud puesta de manifiesta por parte del régimen dictatorial argentino, en este conflicto bélico. Asimismo subraya al finalizar su artículo que “Una sabia intervención diplomática hizo así mucho más que una guerra para imponer los términos y el futuro desarrollo de la controversia argentino-británica” haciendo referencia a que la resolución 2065 de las Naciones Unidas del 16 de diciembre de 1965, es todavía clave para proseguir un tratamiento diplomático porque reconoce la existencia de una disputa por la soberanía de las islas.
El artículo completo del Dr. Mario Rapoport, se puede leer en el apartado www.unicen.edu.ar/content/la-guerra-de-malvinas-de-la-aventura-militar-la-resoluci%C3%B3n-pac%C3%ADfica-de-una-causa-justa del sitio web institucional de la UNICEN.

Derecho a la Historia
El Dr. Carlos GIORDANO, Profesor Titular e Investigador de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y ex combatiente de Malvinas, revisa en el trabajo realizado para “UNICEN Divulga”, puntos de enorme valor para interpretar cómo vivieron el conflicto los propios soldados, cómo fueron silenciados, por algunos sectores políticos y sociales, en los años posteriores. También hace hincapié en posturas erróneas plasmadas en publicaciones variadas y comentarios ante la opinión pública.
Experto en el tema, titular de la Cátedra libre “Malvinas, Comunicación y Nación” y miembro del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata, Giordano logra un artículo que permite reflexionar este tramo de la historia, desde una perspectiva amplia y precisa a la vez, dado que vislumbra un verdadero conocimiento de causa y un conciso trabajo de investigación.
El doctor Giordano abre el informe con una afirmación, “toda sociedad que pasó por una guerra tiene que desandar sus propias prioridades para poder pensar libremente, para superar sus heridas profundas y sanar colectivamente. Quizás sea éste el momento de comenzar a discutir los diferentes roles asumidos en la guerra, las pequeñas y grandes miserias, los aportes de cada institución, qué hicieron los políticos, qué los gremios, qué los medios, qué las familias…”
Luego agrega en otro apartado que “Todo Estado tiene una responsabilidad con sus decisiones. Aún con aquellas que haya tomado otra administración. Y frente a esta verdad histórica, ¿qué han hecho los diferentes gobiernos al respecto de las consecuencias de la guerra de Malvinas? En primer lugar, han tratado de ocultar las voces de los protagonistas, al principio amparados en las consignas tardías e inútiles de los intereses supremos de la defensa nacional. A esta época podemos llamarla de la pretensión de Silencio”.
El trabajo de Carlos Giordano muestra una extrema maduración de los hechos no sólo acaecidos durante la guerra de 1982, sino que además analiza diferentes puntos atinentes a los protagonistas directos del conflicto bélico: qué vivieron él y los demás soldados en el campo de batalla, cómo fueron acallados por distintos sectores políticos y sociales en los 30 años posteriores, así como también examina el rol que en la actualidad deberían cumplir los ex combatientes de Malvinas. Un valioso artículo que avala en todo su contenido el “derecho a la historia” con responsabilidad y compromiso para lograr el “derecho a un futuro de compromiso con la memoria”.
Su trabajo se puede leer completo en http://www.unicen.edu.ar/content/derecho-la-historia de la página institucional de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
“UNICEN Divulga” es coordinado por la Lic. Nancy Pastor y se trata de un valorado espacio de opinión abierto a especialistas en distintas temáticas.

Como todo munumento de heroes los quieren sacar no dejemos